Intentaba levantarse del sofá. Se agarró con la mano derecha a la
mesa y con la izquierda se apoyó en el brazo del sofá. Lentamente fue
incorporándose encorvado. Sus rodillas seguían dobladas, no obedecían.
Sus pies hicieron que una mueca de dolor transformara su rostro
afeándolo aún más de lo que los años y la enfermedad lo habían hecho; un
dolor punzante en los talones hizo que mascullase una queja. Por fin
estuvo de pie. Buscó apoyo en los muebles que tenía cerca, arrastró los
pies lentamente, balanceándose a ambos lados. ¡Cuánto esfuerzo! ¡Cuánto
dolor! El más pequeño desplazamiento en casa, de una habitación a otra,
del baño al dormitorio, del salón a la cocina..., le hacía notar que su
tiempo se iba acabando. Pronto necesitaría que alguien le atendiese.
Tenía que claudicar, ya iba a ser, no, ya era dependiente. La cuenta
atrás se había puesto en marcha, se había acelerado...No tenía intención
de resistirse, se abandonaría. No más dolor, no más soledad. Quería
despedirse de la vida con dignidad, en paz consigo mismo y con el
mundo...
Un portazo le alertó, unos pasos ruidosos sonaban en el pasillo. ¿Quién había entrado en su casa? ¿Serían ladrones? Pero, si él no tenía nada de valor. Su cabeza le jugaba una mala pasada. Sería su hija que venía a visitarlo, sonrió. Le diría que necesitaba ayuda, que ya no podía estar solo en esa casa. Se abrió la puerta del dormitorio y ¿quiénes eran los hombres uniformados? Sin decir una palabra fueron hacia él y le sacaron de la cama llevándolo casi en volandas hasta una camilla...Sintió un pinchazo en su muslo derecho y se adormeció.
Cuando despertó, se sintió muy extraño. Se levantó sin esfuerzo de un salto, se dirigió hacia la ventana. Fuera había un precioso jardín con una fuente. Por él paseaban algunos ancianos; otros sentados en los bancos charlaban, leían. Era raro, muy raro porque ¿cómo siendo todos ancianos tenían tanta agilidad? Se movían como si fueran jóvenes, de hecho vió a una pareja que retozaba tras unos arbustos como dos adolescentes. A la derecha, bajo un roble enorme un grupo saltaba a la comba, otros jugaban a pídola...Debía estar soñando.
No había notado que mientras miraba por la ventana un enfermero había entrado en la habitación y estaba a su lado con una jeringuilla preparada para inyectarle. "Sr. Gómez, su dosis de las cuatro". Miró con asombro y preguntó ¿qué es eso? El enfermero, sonrió al responderle "es lo que os mantiene ágiles y joviales. Lo descubrieron hace veinte años y usted fue uno de los elegidos para experimentarlo. Lástima que afecte severamente a la memoria cercana". mmhr/2014
Un portazo le alertó, unos pasos ruidosos sonaban en el pasillo. ¿Quién había entrado en su casa? ¿Serían ladrones? Pero, si él no tenía nada de valor. Su cabeza le jugaba una mala pasada. Sería su hija que venía a visitarlo, sonrió. Le diría que necesitaba ayuda, que ya no podía estar solo en esa casa. Se abrió la puerta del dormitorio y ¿quiénes eran los hombres uniformados? Sin decir una palabra fueron hacia él y le sacaron de la cama llevándolo casi en volandas hasta una camilla...Sintió un pinchazo en su muslo derecho y se adormeció.
Cuando despertó, se sintió muy extraño. Se levantó sin esfuerzo de un salto, se dirigió hacia la ventana. Fuera había un precioso jardín con una fuente. Por él paseaban algunos ancianos; otros sentados en los bancos charlaban, leían. Era raro, muy raro porque ¿cómo siendo todos ancianos tenían tanta agilidad? Se movían como si fueran jóvenes, de hecho vió a una pareja que retozaba tras unos arbustos como dos adolescentes. A la derecha, bajo un roble enorme un grupo saltaba a la comba, otros jugaban a pídola...Debía estar soñando.
No había notado que mientras miraba por la ventana un enfermero había entrado en la habitación y estaba a su lado con una jeringuilla preparada para inyectarle. "Sr. Gómez, su dosis de las cuatro". Miró con asombro y preguntó ¿qué es eso? El enfermero, sonrió al responderle "es lo que os mantiene ágiles y joviales. Lo descubrieron hace veinte años y usted fue uno de los elegidos para experimentarlo. Lástima que afecte severamente a la memoria cercana". mmhr/2014
12 comentarios:
Me encanta, es imaginable, sorprendente ese final y precioso en todos los sentidos. Un saludo y buen fin de semana.
Muchas gracias, Carlos. Buen finde. Un abrazo.
Vaya con el invento. Pues da que pensar si compensa tanta agilidad con la perdida de memoria...Que original !, me ha gustado. Buen finde y no cojas frío jaja.
Mercedes. No sé si me apuntaría a ese tratamiento, porque no acordarse del día anterior también
es penoso.Te pones tibio de comer jamón ibérico y al día siguiente no te acuerdas. El relato de tipo futurista me gusta, pero el presente más tiende a que te inyecten para quitarte de que cobres la pensión para ahorro del Estado.
Un beso.
Hola, Carlos. Teniendo en cuenta que solo se perdía la memoria reciente a lo mejor compensaba...Gracias. Cómo eres, ya tengo ganas de pasar frío...Feliz finde. Un abrazo
Pedro: un tío mío tuvo ese problema de la memoria reciente y es penoso. El pobre desayunaba y luego no se acordaba de nada, mis hijos crecían y él siempre pensaba que eran pequeños...Ahora recordaba todo lo que le había pasado antes de caer enfermo. Hoy tendríamos que tener cuidado pues con los recortes están deseando tener menos pensionistas. Un beso.
Buenos días Mercedes:
Depender de cuidado y solicitud siempre incomoda, pero en la vejez, asusta. Y es que de la soledad se toma consciencia antes que de los achaques: la casa bulle de vida, sin embargo los viejos, como si ya no estuvieran en la agenda. Relegados en el presente, ya no hay fe en el futuro y se van aislando en sus recuerdos, quizá perdiendo la memoria cercana porque no hay mucho que rescatar de ella.
Me gustó lo de la dosis, significa que siempre hay alivio potencial a todo mal, así, cabe también la esperanza de una dosis casera, gratuita y sin contraindicaciones, como es el amor a toda prueba... aun a pesar de los años.
Un bello e ilustrador relato Mercedes.
Un abrazo.
Hola, Pensador. En España desde que se instaló la crisis económica los ancianos tienen un importante papel: muchas familias pueden sobrevivir gracias a la pensión de los abuelos, a algunos los han sacado de las residencias donde los habían instalado para pasar sus últimos años. Por otra parte, debido a la falta de ayudas sociales y los bajos sueldos, muchos abuelos cuidan de los nietos como si fueran sus hijos.
Es muy triste cuando los ve solos sin familiares consumiéndose en sus recuerdos.
Muchas gracias. Saludos.
Me gustan los relatos con final feliz, aunque este puede tener los dos lados de una moneda. No sentir dolor a cambio de no recordar, no sé, no sé.
Buen relato, Mercedes.
Pd.: muchiiisssiimas gracias por tu amable respuesta y la dirección que me has pasado, ya se la he dado a mi hermano, el lunes tiene que irse para allá, ya sabes, comienzan los claustros, jejej.
Besos, primor...p'alante!!!
Hola, Inma. Ninguna medicina está exenta de efectos secundarios; cuando me surgió la idea recordé el "soma" que le daban a los obreros en Un mundo feliz. Besos y buen finde.
PD: No hay de qué. Espero que le vaya bien en Alcalá.
Hola, Mercedes, qué tal…? Siento no haberme pasado antes por aquí, y más con este artículo, el cual es de lectura obligada para mí.
¿Qué te voy a decir? Triste, nostálgico, con rememoraciones de trabajo y de las academias en los estudios realizados… Me quedo muy, muy pensativo al leer este artículo. No olvides que soy sociosanitario. Las personas dependientes son parte de mi trabajo diario.
¿Sabes…?, la primera función de un sociosanitario, es evitar por todos los medios la dependencia del usuario, y hay que hacerlo de tal manera que luego el usuario no dependa de ti.
Pero dependientes no son solo las personas mayores… los hay de todas las edades y condiciones de vida, incluso niños.
Pero, Mercedes, permíteme que te corrija un detalle. Y es que eso de «ancianos», hoy día ya no resulta muy… agradable. Se dice «personas mayores».
Otro detalle, pero de menor importancia, es eso de «Sr. Gómez, su dosis de las cuatro»
En estos centros para mayores, hoy día no es muy común utilizar eso de «señor», aunque podría ser que en alguno alguien lo utilice. Lo que más se utiliza si se quiere ser distinguido o darle un poco de clase es «Don», por ejemplo: «Don Paco», pero si la enfermera o auxiliar tienen mucha confianza con ese usuario por llevar allí ya bastante tiempo, es fácil (aunque algunos centros dicen que no debe hacerse) que le llame directamente por su nombre sin más título. También depende si el centro es público (aquí hay exceso de confianza) o privado (aquí obligan a mejor trato).
Tampoco el enfermero o enfermera le hablaría de que le toca «su dosis», no es una expresión muy empática, es casi agresivo.
Y si no te enfadas, Mercedes, me atrevo con otro detalle. Verás, no se dice «memoria cercana», sino «memoria a corto plazo», y ésta hace referencia a los momentos presentes, como muy bien lo reflejas.
Pero es una joya y muy bien expresado el relato, que más es un cuadro pintado con palabras magistrales. En serio. Gracias.
Espero que no te enfades. Gracias.
Un abrazo de Juande
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Buenas noches, juande. No puedo enfadarme y agradezco tu comentario. Para mí "anciano" es una palabra que denota cariño y despectivo sería "viejo"; el enfermero del relato es un puro instrumento en este relato de ficción de alguien superior; con el tratamiento de sr. quería marcar una distancia, no hay cercanía entre uno y otro. Sé que los dependientes no son solo los mayores, pero es una persona mayor el protagonista...Yo escribo por impulso, en pocos minutos, no planifico nada, las palabras brotan sin más. Nunca sé lo que va a salir.
En fin, gracias, juande. Un abrazo.
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