Puerto de Ribadeo (Lugo, Galicia). Fotos. mmhr/2009

lunes, 22 de septiembre de 2014

Aroma de heno

Era un día gris y triste. El viento helaba sus manos y por los agujeros de sus pantalones se colaba el frío. Se metió las manos en los bolsillos para calentarlas y de uno de ellos sacó un sucio pero perfumado pañuelo con el que limpiarse la nariz; el aroma que desprendía le recordaba a su madre, toda ella olía a heno. La echaba de menos. Después de pensarlo mucho había decidido emigrar a Francia, cualquier cosa con tal que comieran sus hijos y, si se podía, llevarlos al colegio para que se hicieran hombres de provecho. Ya hacía dos meses que su madre los había dejado con la abuela en el pueblo. La abuela tenía un pequeño huerto donde cultivaba patatas y coles; también tenía un gallinero y algunas conejeras. Él y sus dos hermanos más pequeños ayudaban a la abuela en lo que podían, sobre todo él. Solía llevar huevos a la tienda de Nicolás y con el dinero compraba otros productos como leche, legumbres y arroz.

 A veces, se acercaba a la escuela y miraba por las ventanas a los chicos que escribían en silencio ante la atenta mirada de D. Andrés, el maestro del pueblo. Ya tenía siete años pero aún no tenían dinero para poder ir a la escuela, quería aprender a leer, a hacer cuentas y todo eso. Su madre le había prometido que mandaría dinero y una parte iba a ser para pagar la escuela. Un día D. Andrés le pilló observando por la ventana como acostumbraba y le llamó. Le preguntó cuántos años tenía y por qué no asistía a las clases. Manolito le explicó que su madre había ido a buscar trabajo a Francia y que iba a mandar dinero para que él y sus hermanos pudieran ir a estudiar. El maestro, callado, se despidió y volvió a entrar en el colegio; algunos chicos se asomaban a la ventana, con sus narices aplastadas contra el cristal y se reían. Una semana después el maestro apareció por la casa de su abuela. Él se escondió, pensó que le iban a castigar porque su abuela siempre le decía que no se entretuviera en el camino y que D. Andrés le diría a su abuela que había estado mirando por la ventana...Su abuela y el maestro estuvieron hablando bastante, al parecer se conocían aunque hacía tiempo que no se veían. Cuando terminaron le llamaron y su abuela le explicó que a partir del día siguiente podía ir a la escuela. Pero ¿cómo? ¿es que madre ha enviado ya dinero? Su abuela le dijo que aún no, pero que pagaría la escuela haciendo algunos trabajos para D. Andrés.
Al día siguiente, su abuela lo lavó y le puso la mejor ropa que tenía - toda remendada- pero limpia y oliendo ¡cómo olía su madre! y se marchó a la escuela. El maestro lo recibió y lo presentó a los compañeros, la mayoría eran niños, excepto tres niñas, sentadas en un pupitre aparte. Pronto hizo amigos, aprendía con avidez números y letras, gramática y geografía. Limpiaba la escuela cuando los demás chicos se marchaban. Seguía ayudando a su abuela y todavía tenía tiempo para hacer los deberes a la luz de una vela, cuando sus hermanos estaban ya dormidos y su abuela se sentaba junto a él y les cosía la ropa.
Pasaron las semanas, los meses, y un día, recibieron una carta de su madre, lo supo porque ya sabía leer. La abrió y se la leyó a su abuela y a sus hermanos. Su madre había encontrado un trabajo sirviendo en una buena casa de Lyon, donde estaba como interna. Había ahorrado algún dinero y les enviaría un giro a la oficina de correos y un paquete grande con ropa que le había regalado la señora de sus hijos. Les echaba de menos y para el verano vendría de vacaciones. Estaban todos tan contentos que su abuela les dijo que el domingo les llevaría al pueblo y podrían ir al cine a ver una película. ¡Al cine! Nunca habían ido al cine. Su abuela le dijo que debía contestar a su madre y así fue como empezó con timidez y nerviosismo a escribir su primera carta. Su madre estaría orgullosa de él y pensando en ella le llegó el aroma a heno que tanto le gustaba. mmhr (febrero/2012)

9 comentarios de Free Like the Wind

vegalonso dijo

Un poético relato que bien puede describir una situación real que se ha dado en estas tierras nuestras. Muy bonito.
En cuanto a la "Educación para…" estoy de acuerdo contigo en que el nombre es lo de menos. Lo importante es lo que se cuenta y cómo se cuenta… porque depende mucho del narrador. Y ya imaginas que lo digo con conocimiento de causa.
Un abrazo Mercedes
03 Febrero 2012, 23:56

merhum dijo

Muchas gracias, Modesto. Efectivamente pensaba en los primeros 60. Explicaba ayer en 2º de Bachillerato las migraciones españolas al exterior y ... de ahí vino la inspiración. Hay muchas asignaturas que no todos explicamos igual porque es difícil objetivar determinadas realidades.
Un abrazo.
04 Febrero 2012, 11:29

merhum dijo

Quise decir "explicaba"
04 Febrero 2012, 11:31

libertadveinte dijo: perdido

merhum dijo

Sí, libertad, había muchos Manolitos. Esperemos no volver a vivir en esas situaciones. Muchas gracias. Un abrazo.
04 Febrero 2012, 18:47

gloriainfinita dijo

Una preciosa historia, Mercedes. Me imagino a la profesora, mirando a sus alumnos de ahora y pensando en Manolito.
Me enternece, pero no me entristece. Veo a Manolito como un niño afortunado, un niño con ganas, con deseos. Ilusión por ir a la escuela, ilusión por ir al cine, por saber escribir una carta...
Me ha encantado tu relato, amiga.
Besazos.
05 Febrero 2012, 10:43

merhum dijo

Hola, Gloria. Manolito es el modelo de alumno que nos gustaría tener hoy y es difícil de encontrar. Muchas gracias, guapetona. Un besazo.
05 Febrero 2012, 10:50

inma dijo

Triste y romántica realidad vivida en la España de los 50 60; La moraleja es que hubo muchos que supiero aprovechar las pocas oportunidades que les ofrecía el regimen para salir a flote, estudiar y llevar una vida digna.
Muy bueno.
Un beso, Mercedes
06 Febrero 2012, 19:11

merhum dijo

Sí, Inma, los que quisimos, sacrificándose las familias, las aprovechamos. Gracias. Un beso.
08 Febrero 2012, 19:46

6 comentarios:

Carlos Martinez dijo...

Todo llegara, no te preocupes, ya tenemos una ley mordaza para que castiguen al que se asome mucho por la ventana, tenemos recortes para quitar deseos de estudiar, y tenemos buena gente que no hace nada por no molestar, supongo.
Ayer; y era por el cambio climático, ni te digo el "éxito".

mmhr dijo...

Sí, Carlos, quieren tener una masa sumisa e ignorante para explotarnos mejor. Es verdad que las manifestaciones se ven cada vez más claritas y eso suena a conformismo social, ¡con lo que nos está cayendo!Un abrazo.

Anónimo dijo...

Muy bonito relato. Además me toca muy de cerca.
Mi madre emigró a Alemania y mi abuela me crió, todo ello, poco a poco lo fui contanto en mi blog de la Comunidad.
Y Doña Carmina, la maestra del pueblo convenció a mi abuela para que me internaran en un colegio porque "la niña valía para estudiar".
Si las cosas siguen así, veo que dentro de unos años, muchos niños tendrán que estudiar esperando la generosidad de un maestro o con unos padres matándose a trabajar, en vez de ser el Estado el que vela por ese derecho que todos los niños tienen.
Un beso.
Estrella

mmhr dijo...

Buenas noches, Estrella. Recuerdo que muchos de mis amigos dejaban el cole con 9 ó 10 años para ponerse a trabajar; me sentía una privilegiada aunque en mi casa hubiera muchas carencias, como en las de la mayoría de los españoles. Sería terrible que volviéramos a aquella situación, pero mucha gente parece no darse cuenta del rumbo que llevamos. Un beso. Mercedes.

Mark de Zabaleta dijo...

Muy bien relatado...

Saludos

mmhr dijo...

Muchas gracias, Mark. Saludos.

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