Puerto de Ribadeo (Lugo, Galicia). Fotos. mmhr/2009

viernes, 26 de septiembre de 2014

El concierto

          Aquel concierto fue sorprendente. Cuando decidió acompañar a sus amigos al concierto lo hizo sin mucho convencimiento. No conocía a las bandas que actuaban, se encontraba fuera de la onda, pero ellos la animaron diciéndole que eran muy buenos, que lo pasarían bien, que a ella le hacía falta desconectar del trabajo...

           El viaje no se le hizo demasiado largo y antes de darse cuenta habían llegado a la ciudad. Después de pasar casi una hora buscando aparcamiento, por fin encontraron uno que no quedaba demasiado lejos del apartamento que habían alquilado. Iban a estar en aquella ciudad provinciana tres días. Subieron al apartamento, séptima planta, y descubrieron, maravillados que tenía una terraza enorme y con unas vistas impresionantes. Se veía el mar, toda la bahía, el puerto, el faro y gran parte de la ciudad.

           Cenaron temprano y se marcharon al primer concierto.

           Cuando llegaron tuvieron que guardar cola para entrar y una vez pasaron al estadio, buscaron sus asientos. Posiblemente, decía una de sus amigas, se levantarían más de una vez, porque Stormy Night era una banda fabulosa que con sus temas te hacía estar de pie y bailar.

            Empezó el concierto, estaban cerca del escenario, la tercera fila y podían ver al grupo bastante bien, sin necesidad de mirar a la pantalla gigante que habían colocado. Su estilo no era, según su opinión, muy definido. Rock, baladas y al final se pasaron al blues. En un pequeño descanso, el vocalista empezó a presentar a su banda, y cada uno de ellos hizo una demostración de su arte con los instrumentos, como es habitual en estos casos. Cuando le tocó al batería, que no le había parecido muy bueno (y es que era fan de Phil Collins), se levantó para que el público le viera. Le resultaba familiar, había algo, no sabía muy bien que era. Bah, ¡qué tontería! Sólo le vio un instante porque se sentó para tocar. Empezó a dar vueltas en su cabeza, lo más seguro es que le hubiese visto en TV o en alguna revista. Y se olvidó de él.

            El concierto estuvo bien, sus amigos decían que muy, muy bien, que era una banda fantástica, etc. Ella no opinaba igual, pensaba que había grupos mucho mejores que Storm.

           Se fueron a un pub y tomaron unas copas. El ambiente estaba cargado de humo y le dijo a sus amigos, que eran fumadores, que iba a salir a tomar un poco de aire fresco. Se salió a una terraza que daba a la playa. Respiró el aire limpio y fresco y se tomó un trago de su copa.

            Estaba ensimismada, cuando notó a alguien muy cerca, demasiado -pensó- que le susurró algo que al principio no entendió. Se volvió y en la penumbra, un hombre muy cerca de ella, le volvio a hablar muy bajito: ¿te gusta la Piazza Nabona? ¿Piazza Nabona? Era una pregunta fuera de lugar, pero que ella pronto comprendió. Solo había una persona que le podía preguntar eso, estando como estaban en España, a cientos de km de Roma. Efectivamente, era él, el hombre que conoció en aquella plaza romana, junto a la Fuente de los Cuatro Ríos...Pero, cómo estaba aquí, cómo era posible ese reencuentro, deseado durante tanto tiempo, pero no buscado. Comenzaron a hablar, sin apenas salirle las palabras, nerviosos, eran dos desconocidos después de tantos años, más de veinte. Ella pensaba rápidamente, mientras le escuchaba, se habían enamorado allí en la Fuente, cuando sus ojos se encontraron y él le pregunto aquello de ¿te gusta la Piazza Nabona? Estuvieron juntos dos días. Él le pidió matrimonio ¡qué locura! Sólo hacía dos días que se conocían, pero, no hacían falta más. Luego, los convencionalismos sociales pudieron más y la vida les separó. Nunca más supieron el uno del otro hasta ese instante. Ella se llevó mucho tiempo colgada, pensando en él. Pero, ahora... Él le dijo que estuvo tres años buscándola y es que ni siquiera sabía sus apellidos ni su dirección. Ella, calló. Muda y emocionada, asustada porque en su interior todo se revolvía y renacían los sentimientos.

           Sus amigos vinieron a buscarla y ¡sorpresa! Pero, bueno - dijo uno de sus amigos- fíjáos, así que no te gustaba mucho la banda, y ahora nos deja por el batería-

           Ni se había dado cuenta que era la misma persona. Claro, por eso le había resultado familiar. Y aquí con los nervios, la poca luz, etc., no le había reconocido como el batería. Se despidieron. Él dijo que tenía que madrugar para los ensayos, que al día siguiente iba a estar por allí.Su amiga la asaeteó a preguntas y ella le respondió a algunas. Le dijo que se habían conocido en Roma hacía muchos años y nada más.

           Esa noche apenas durmió. Pensaba en el pasado y el presente. Siempre había deseado ese reencuentro. Mañana haría por verle, aunque realmente tampoco habían quedado.

           Al día siguiente, el concierto le gustó más, era un grupo que tocaba sobre todo blues y el saxo era genial. Ya lo había conocido en otros conciertos. Estaba inquieta pensando en que iban a volver a verse.

           Cuando finalizó el concierto no sabían a dónde ir, y sus amigos propusieron ir a otro local que les habían recomendado, dónde ponían unos mojitos muy buenos. Ella no fue, les dijo que se iba al apartamento, que estaba cansada. Pero, sí, como imagináis, mentía. Se marchó, después de aguantar las protestas de los amigos, directa al pub del día anterior. Se pidió un vodka con naranja y se salió a la terraza. Cuando llevaba allí casi una hora, pensó marcharse. Seguramente no habría podido venir o se había olvidado. Era una tonta por pensar que todavía podía haber algo entre ellos. Pasó al interior y frente a la terraza le vio. Estaba sentado con una chica y parecían más que amigos. Él la vio y se dirigió a ella. Le dijo que no se marchara, que estaba saliendo con aquella chica, pero que no era nada serio, y que si le apetecía salir a dar una vuelta, se excusaría con su acompañante y saldria con ella.

          No le pareció bien pero, pensó que tenían mucho de que hablar, así que aceptó. Mientras él volvía se pidió otra copa y casi la apuró de golpe. Fue al baño y se miró al espejo, estaba pálida. Se retocó el maquillaje y se peinó. Quería que él la encontrara atractiva.

          Salieron y él empezó a explicarle la odisea de aquellos tres años, buscándola en su ciudad. Hablando se dieron cuenta que habían llegado a estar muy cerca y sin embargo no se habían encontrado. Él empezó a tocar con un grupo y bueno, a viajar, giras, conciertos... Y se le había pasado el tiempo. Le preguntó que había hecho ella.

          Callada, no supo que decir, pero pronto se vio desgranando sus recuerdos de esos veinte años, su vida y se la contó. Había estado cinco años sin salir con nadie, pensando que él vendría, no sabía como, conseguiría encontrarla. ¿Y después qué pasó? Le preguntó si se había casado.Había terminado la carrera - le dijo- y se marchó a Roma. Consiguió trabajo en el Instituto Cervantes y allí seguía. Ahora estaba de vacaciones. No le dijo que todos los días iba a Piazza Nabona y pasaba mucho tiempo mirando la fuente, el obelisco y a los hombres que allí se paraban solos. Y luego se marchaba a su casa. Llevaba catorce años haciendo lo mismo, soñando con aquel encuentro, rechazando las relaciones que entablaba cuando empezaban ellos a querer formalizarla. No, no se había casado.

           Entonces él, cogiéndola del brazo, le propuso de nuevo matrimonio.

          Ella, entonces, pensó en todos esos años en los que no había vivido, sus tardes en Piazza Nabona, las relaciones cortadas, los viajes que nunca hizo, los hijos que no tendría nunca... De pronto, se dio cuenta, había perdido media vida pensando en una ilusión, en alguien a quien no conocía, en alguien que era capaz de estar con una chica y a la media hora pedirle a otra que se casaran. Se dio cuenta de que aquello no era amor, sino un espejismo de la juventud que había trastornado toda su vida. Abrió su bolso y sacó una pistola pequeña, calibre 22 y le disparó a bocajarro.

         Una sonrisa se dibujó en sus labios. Ya se había acabado su problema, ya no tendría que ir al psiquiatra nunca más. Un simple concierto había sido la clave para arreglar su espíritu. Nunca imaginó que llegaría a sentirse tan en paz consigo misma. Ya no más antidepresivos, ansiolíticos o vodka.

         Él, con ojos de sorpresa, la miraba mientras caía al suelo y un reguero de sangre manchaba su ropa. El disparo le había dado en el pecho.

         Ella, guardó la pistola en el bolso, le miró fríamente a los ojos y se marchó, tarareando uno de los temas de los Stormy Night... (mmhr, 2009)

20 comentarios de Free Like The Wind

fernandomaria dijo

La ida a un concierto para disfrutar del mismo con los amigos acaba convirtiéndose en una tragedia. Guardas la intriga hasta los últimos renglones, nadie se lo espera. Esperaba, lógicamente, la aceptacioón por parte de la chica...pero eso no produciría la sorpresa final. Nos vas acostumbrando a tu estilo de narrar.
Besos dominicales, Merhum.
19 Julio 2009, 12:14

Manuel Cascales Guindos dijo

Mgnifico relato, saludos amigo.
19 Julio 2009, 12:48

merhum dijo

Gracias, Fernando, una vez más, por tu comentario. No sigo un guión, no preparo un final, empiezo a teclear a partir de unas palabras y surge la historia y después se me ocurre esos finales inesperados. A mí me han gustado siempre los relatos cortos, sobre todo de misterio y suspense y muchos de ellos tienen finales así. Tengo que aprender más para darle misterio a l relato. Bueno, tengo que aprender mucho de todo.
Feliz tarde de domingo. Un beso
19 Julio 2009, 15:46

merhum dijo

Muchas gracias, MCG. Saludos
19 Julio 2009, 15:46

libertadveinte dijo

A mi también me ha sorprendido el final. Una forma
barata de curarse la depresión.
Las mujeres acostumbrais a llevar tantas cosas en
el bolso..........
Saludos.
19 Julio 2009, 18:09

framulaverde dijo

Hola Merhum, una bonita historia para que hubiera terminado como los cuentos, pero cuando he llegado al final, no esperaba que una persona acabara con su problema, de esa manera tan brutal. ¡Qué contundencia! Saludos un abrazo.
19 Julio 2009, 18:31

merhum dijo

Hola, Libertad. Nunca se sabe a ciencia cierta que hay en el bolso de una mujer, no hay que fiarse mucho. Por otra parte la ficción te permite hacer cosas que en la vida real no puedes hacer.
Un abrazo
19 Julio 2009, 18:37

merhum dijo

Framu, es que a veces soy muy bruta, soy una persona muy dura. Como le digo a tu amigo, en un relato ficticio puedes hacer que los personajes cobren vida propia y decidan hacer cosas que el autor no había planeado. Un abrazo
19 Julio 2009, 18:40

gloriainfinita dijo

Jajaja... ¡que bueno!, muchas pistolitas de ésas tendríamos que tener dispuestas, imaginarias, claro, que después viene la poli y te trinca y no molestarse en gastar energías con esos "regalitos" que en ocasiones nos ofrecen las fuentes, las plazas y los atardeceres frente al mar. Un beso.
20 Julio 2009, 14:19

merhum dijo

Hola, Gloria. Es lo que tiene la ficción, puedes inventarte lo que quieras sin pensar en las consecuencias. Hay que tener mucho cuidado con los "regalitos". Besitos
20 Julio 2009, 14:34

MANUEL dijo

a partir de ahora no me fiare de un bolso en el que se pueda meter una pistola
20 Julio 2009, 19:13 

merhum dijo

Manuel, las hay tan pequeñas que hasta el bolso más minúsculo pueda llevar una. : )
20 Julio 2009, 19:26

libertad dijo: (perdido)

merhum dijo

Hola, libertad. No tengo ni idea de aquién contrataron y en cuánto al antiespam es horroroso, la mayoría de las veces es totalmente ilegible (como la portada de la Comunidad que, por cierto, muchos días parece la guía delas páginas amarillas. Saludos.
29 Julio 2012, 18:42

dezabaleta dijo

Has transmitido toda una sensación de ¿tensión? en este interesante relato/concierto...
Saludos
Mark de Zabaleta
29 Julio 2012, 18:52

merhum dijo

Bueno, Mark, se trata de transmitir "algo". Si he conseguido transmitir tensión, he conseguido el objetivo. Gracias y saludos.
29 Julio 2012, 18:58

Un peu embrumée dijo

¡ Qué final!
Está muy bien la historia y cualquiera se emocionaría con ese disparo final matando una ilusión.
Sí . Las mujeres llevamos muchas cosas en el bolso. A veces hasta le coeur en morceaux.
29 Julio 2012, 19:08

merhum dijo

Hola, un peu embrumée (título apropiado para un relato de misterio ). Muchas gracias. Ya sabes dicen que la venganza de las mujeres es lenta y fría. Llevamos muchas cosas en nuestros bolsos pero, casi todas, necesarias. Saludos.
29 Julio 2012, 20:40

pensador dijo

Una historia tan cierta de las frustraciones de amor. Estar cautivado por una persona que apenas conocemos es real, no percibir sino lo que se desea adorar también lo es. Lo triste, es entregar amor y lealtad como una ofrenda, sin exigir nada similar a cambio, puede pesarnos dar por sentado que albergan el mismo sentimiento hacia nosotros. Es un sueño de amor que mora en un castillo de naipes, pero los sueños, sueños son y despertar de esta belleza vuelve la vida una pesadilla, más dura por ser conscientes que embellecimos con atributos a quien nos burló por no tenerlos. En este punto, su narración deja entrever la inquietante posibilidad de que hay otros sentimientos tan intensos que puede inspirar un mismo ser, como es la venganza por la ilusión perdida o por la redención del alma que postramos ante un ídolo de barro. Aunque el final sea sangriento, no deja de ser poético cuan fácilmente el personaje pasa del tormento a la paz del alma, sin tomar en cuenta, ya liberada, la oscura realidad que se avecina.
Una ficción que nos encuentra con una posible realidad.
Un cordial saludo.
01 Agosto 2012, 00:37

merhum dijo
Normalmente idealizamos a las personas de las que nos enamoramos, creamos ilusiones sobre granos de arena que crecen como montañas...El despertar de esta ilusión ha sido una liberación para la protagonista. Gracias, pensador. Saludos.
01 Agosto 2012, 02:33

2 comentarios:

Carlos Martinez dijo...

Jo, como eres, ahora estoy muerto de miedo ¿Como te digo que el que te tiene manía es Blogger que no te pone espacio para responder?. Que me fastidia no controlar la plataforma esta-peor que la Comunidad, y quedar peor que el músico...
Y desde luego no quiero poner cortapisas a comentar quién quiera y lo que quiera. Cuando alguien ofenda ya lo spamearé con la pistola de tu personaja.

mmhr dijo...

Ja, ja, ya sabes ten cuidado con los amores que hayas dejado por ahí y los bolsos femeninos...Bueno, en este formato se responde igual que se comenta. Gracias. Un abrazo.

Entradas populares