Puerto de Ribadeo (Lugo, Galicia). Fotos. mmhr/2009

lunes, 26 de abril de 2021

La guerra no tiene rostro de mujer

         Svetlana Alexiévich, Premio Nobel de Literatura 2015, publicó esta obra en 1985. Es el fruto de una serie de entrevistas realizadas a mujeres rusas (de la antigua URSS) que participaron en la Segunda Guerra Mundial durante la etapa soviética. Mujeres del Ejército Rojo que nos presentan una manera de percibir la guerra diferente a la de los hombres; que, a pesar de haber recibido condecoraciones, han sido calladas; que se sienten avergonzadas, abandonadas por sus familias muchas veces, por el Estado, por la sociedad...; que malviven con las cicatrices de las heridas; que ocultan lo que hicieron; que se encuentran en muchas ocasiones solas malviviendo porque han vuelto mutiladas, psicológicamente traumatizadas, porque no han sido capaces de solicitar una pensión, aún teniendo derecho, que han destruido incluso sus papeles del ejército...Lloran cuando narran sus historias.

 

La autora recorrió el territorio haciendo entrevistas a muchas de las mujeres que formaron parte del ejército soviético (un millón de alistamientos voluntarios); a pesar del tiempo que había pasado, muchas no quisieron hablar, no obstante cada una de ellas le proporcionó una cadena de nombres y teléfonos, direcciones de otras camaradas, y así, poco a poco se creó una cadena de vínculos y, entre lágrimas, charlas y meriendas se abrieron a compartir con ella sus experiencias bélicas, terribles experiencias que las marcaron para toda la vida.

Una percepción muy diferente de los relatos de guerra a los que estamos habituados, ya sean narrados oralmente o en los libros de historia. Los hombres han contado las guerras desde su óptica y nos hablan de estrategias y batallas, de soldados y generales, de fusiles, tanques y granadas e himnos. Las mujeres hablan de sentimientos, su visión es diametralmente opuesta a la masculina. En algunos casos escuchas en una familia el relato de un mismo hecho narrado por el marido y por la mujer y no tienen nada que ver. Cuando esto ocurre, normalmente, la mujer calla y deja que el marido lo cuente.

            Cuentan una guerra que no es la que narran los veteranos. Hablan de lo que pesa la ropa empapada de sangre, de como los soldados piden que les pongan al lado el miembro amputado, hablan de la violencia sexual, del hambre, del frío, del dolor...

           La obra fue censurada en su primera edición, en 1985, pero la edición que he leído es de 2015 e incluye aquellos párrafos que fueron censurados.

           Su lectura me ha impactado porque, a pesar de lo que viene en los libros de la intervención de las mujeres en las guerras mundiales del siglo XX, no habla de su intervención en el frente, a no ser que de pasada hablen de las enfermeras; suelen hablar de la mujer y su labor en la retaguardia y lo que supuso para el desarrollo del movimiento feminista. Estas mujeres rusas, muchas eran unas niñas que ni llegaron a terminar el instituto y se fueron voluntarias, insistiendo para que las aceptaran, en contra de lo que querían sus padres e incluso "colándose" sin haber sido aceptadas. Iban al frente y tenían que utilizar armas aunque fueran enfermeras, fusiles que muchas veces eran más largos que ellas; que tuvieron que usar uniformes masculinos, incluyendo botas seis o siete tallas mayores que la que tenían, ropa interior masculina...En contadas ocasiones consiguieron tener ropa femenina, como las que llevan las chicas de la foto de la portada, más propia de las que usarían en desfiles y no en el frente... 

            Estas mujeres fueron francotiradoras, tanquistas, cavaron trincheras, enterraron, cuando pudieron a los muertos, trabajaron en hospitales de campaña...Muchas fueron mal recibidas por sus familias, como si las hubieran deshonrado, muchas permanecieron solteras porque estaban mal vistas por gran parte de la sociedad...Me parece muy interesante esta visión, más que la de los héroes y las batallas a la que estamos acostumbrados. Creo que se complementan.

            Recomiendo su lectura. No es una novela, es un relato de los recuerdos de estas mujeres, de las que se han abierto ante la periodista y en las que se percibe el sufrimiento de esa experiencia bélica en el frente. mmhr/2021

Fotos: mmhr/2021

sábado, 24 de abril de 2021

IDP 543

          
Al bajar del tren sacó un pitillo, buscó el encendedor y ¡vaya! no estaba en el bolsillo de su chaqueta. Entonces recordó que en el vagón restaurante un señor muy mayor le había pedido fuego. Total, que lo había perdido. Era importante que lo encontrara, de hecho no podía llegar a su destino sin el encendedor.
El tren ya había seguido su trayecto.
Un pasajero encontró en el pasillo un encendedor, parecía valioso. Por un instante decidió buscar al revisor y entregárselo. Seguro que a su dueño le gustaría encontrarlo. Empezó a observarlo. Era plateado, tenía incrustradas unas piedras semipreciosas. Al tocar una de ellas, se abrió una especie de compartimento minúsculo y algo cayó de su interior. Buscó durante un largo rato y al fin vió un cilindro dorado de proporciones casi microscópicas. Se agachó y lo cogió. Entonces sintió que sus dedos se quemaban. Sintió un dolor inaguantable y sus dedos se fueron descarnando a gran velocidad y en menos de treinta segundos sólo quedaban sus huesos en el suelo.
Nadie encontró explicación para aquel suceso. En el pasillo de un tren había aparecido un esqueleto.
Cuando leyó en el periódico la noticia supo enseguida que aquel esqueleto y su encendedor habían estado en contacto. El prototipo de destrucción instántanea IDP 543 no podía perderse y llegar a manos del enemigo. Pero no sería difícil encontrarla, pues iría dejando pistas fáciles de seguir.
Durante toda la semana los periódicos no hablaban de otra cosa: un misterioso esqueleto había aparecido en un tren. No habían trascendido a los medios los datos del examen hecho por los forenses, por lo que los mass media especulaban versiones inverosímiles que ofrecían expertos en diversas materias: policías, médicos, biólogos e incluso algún personaje experto en ocultismo. Se llegó a decir que todo había sido una broma -de mal gusto- que se le habría preparado al maquinista que hacia su primer trayecto para esta compañía ferroviaria, vamos que era una novatada.
El informe del forense determinó que los restos óseos encontrados correspondían a un hombre de entre 30 y 40 años, de 1'80 de estatura, al que le faltaban dos falanges del dedo corazón de la mano izquierda. No sabían casi nada más, probablemente correspondían a algún pasajero por lo que publicaron estos datos por si pudiera ser alguien que había desaparecido. No había restos de ninguna sustancia, los huesos estaban totalmente desprovistos de otros restos orgánicos, estaban limpios y relucientes, no habían estado enterrados,...era todo un misterio.
El IDP 543 contenía hasta seis cilindros dorados en otros tantos compartimentos secretos, lo que significaba que iría dejando un rastro de aquellos que lo manipulasen. La multinacional para la que trabajaba llevaba años subvencionando su investigación desde que les presentó el proyecto. Habían guardado en secreto toda la investigación, pero una de las últimas memorias entregadas había desaparecido por lo que era esencial encontrar el prototipo. El IDP 543 no tenían un gran coste de producción pero su valor era incalculable y su inventor tenía la intención de hacerse millonario. Durante años había trabajado en diferentes multinacionales y Estados sin conseguir salir de la mediocridad, era ambicioso y ¡por fin! había llegado su fortuna. Nunca aspiró a obtener premios o galardones por su trabajo, solo quería ser rico, riquísimo, sin importarle las consecuencias éticas de su invento. El IDP 543 siempre iría unido a su nombre (Ian Douglas Perkins) como la guillotina al Dr. Guillotin.
En la comisaría central, Frank Silver, jugueteaba con su encendedor; lo había sustraído del tren cuando fueron a inspeccionar el esqueleto. Le gustó desde el primer momento, lo vió a unos dos metros de los restos, brillaba, observó que ningún compañero ni el forense miraban en esa dirección y lo guardó en su bolsillo. Su compañero, Albert, se acercaba con los cafés por lo que se lo guardó rápidamente en el bolsillo de su pantalón. Tomaron sus cafés y recibieron una llamada del comisario, tenían un aviso de reyerta en un bar de la calle 15...
El Dr. Perkins tenía tres días como máximo para llevar el prototipo a la reunión del consejo de dirección de la multinacional.
En la comisaría Frank hacía el informe de la pelea para entregar al comisario. Cuando lo terminó se dirigió al despacho de este y lo dejó en su mesa; como no estaba el comisario aprovechó para echar una mirada y cogió una pluma que le llamó la atención guardándola en el bolsillo del pantalón. Entonces fue cuando notó que faltaba el encendedor. No recordaba haberlo sacado, ¿dónde lo habría perdido?
En el bar de la calle 15 los empleados se afanaban por limpiar y ordenar el local después de la pelea. Michael, uno de los camareros encontró un encendedor con aspecto de valer bastante y se lo entregó al encargado. Seguro que su dueño volvería por él. El encargado lo puso en un cajón de la mesa del pequeño despacho que había tras la cocina. Dos horas después cuando todos se habían marchado, lo sacó, lo observó y decidió quedárselo. Apagó las luces, cerró las puertas y decidió que ya era hora de fumar un cigarrillo. Sacó el pitillo, lo encendió y cuando iba a guardar el encendedor en su chaqueta notó algo que se movió, sí era un minúsculo compartimento en uno de los ángulos, allí dentro había un cilindro pequeñísimo, como una pila minúscula que intentó sacar agitando el encendedor. Tras varios intentos se desprendió y pudo cogerla, no sin antes tirar el cigarrilo que le estaba quemando los labios. Lo puso en la palma de su mano y prontó sintió que le quemaba ¿qué era aquello? No pudo pensar nada más. En la acera quedó su esqueleto...
Pasaron horas hasta que alguien que pasaba por allí lo descubrió y llamó a la policía.
Thomas llevaba muchos años rebuscando en los contenedores de basura. Como otros "sin techo" llevaba un carrito de supermercado lleno de sus pertenencias (hoy había encontrado una botas que le vendrían muy bien). Vio algo que brillaba en el suelo, se agachó y cogió el encendedor. Tenía incrustadas piedras de colores en el metal dorado, no se le ocurrió que fuera valioso pero le gustó y se lo quedó...
Al día siguiente los periódicos traían grandes titulares ¡DOS ESQUELETOS HAN APARECIDO! rodeados del mismo misterio que el del tren. Uno en la puerta de un bar de la calle 15 y otro muy cerca, en un cajero automático donde solían dormir algunos "sin techo".
El Dr. Perkins tomó nota de la dirección. Tenía que encontrar el IDP 543, ya iban tres muertos, el pánico se extendía por la ciudad. Buscó por la zona, con discreción pero no lo encontró.
Marla, la limpiadora del banco donde encontraron uno de los esqueletos, limpiaba el lugar después de irse la policía; detrás de un macetón encontró el encendedor y se lo quedó. Su marido se pondría muy contento cuando se lo diera. Cuando volvía a casa llevaba su mano en el bolsillo del abrigo, sus dedos tocaban, acariciaban el encendedor y pensaba en su marido. De repente, empezó a sentir un ardor en sus dedos ¡se estaba quemando!
Quedaban dos días para la entrega del prototipo cuando en las noticias de la ABC anunciaron que habían encontrado el cuarto esqueleto cerca de la estación de metro de la calle 14.
El Dr. Perkins se dirigió hacia allí con la esperanza de hallarlo antes de que llamara más la atención. El caso de los esqueletos tenía a la ciudad aterrada. Aunque los informes del forense no decían nada nuevo, solo datos como los del primero sobre la edad, sexo y complexión, la gente pensaba que un loco andaba suelto y rociaba con ácido a sus víctimas. Así que ya se hablaba del "asesino del ácido". Nada más lejos de la realidad.
La secretaria del presidente de la multinacional llamó al Dr. Perkins para recordarle que la reuníón se celebraría el viernes a las 15:00 horas. Tenía que apresurarse en encontrarlo.
Frank Silver no podía creer la suerte que tenía, había encontrado el encendedor, pero lo que no podía creer es que estuviera junto al último esqueleto encontrado. Era un misterio, pero, bueno, ya estaba en su poder. De vuelta a la comisaría Albert le dijo que le había visto guardarse algo de la escena del crimen en el bolsillo; hacía tiempo que había notado la afición de Frank por apropiarse de lo ajeno, no solían ser objetos valiosos pero en algunos casos, como este, podían ser esenciales para esclarecer el caso. Frank se lo enseñó y Albert lo tomó en sus manos, le dio la vuelta, le pareció un objeto muy singular, nunca había visto nada igual. Pararon ante un burger y Frank salió a comprar unas hamburguesas mientras Albert seguía embelesado con el encendedor. Miraba las piedras, seguro que el encendedor era de algún millonario, entonces sintió que una de las piedras se levantaba dejando un minúsculo compartimento abierto. En el interior había un pequeñísimo cilindro dorado, intentó extraerlo con la uña y entonces empezó a sentir quemazón en el dedo...
Cuando Frank volvió descubrió aterrorizado el esqueleto de su compañero sobre el volante. Asustado empezó a gritar, la gente se arremolinaba alrededor del coche patrulla. Entre los curiosos estaba el Dr. Perkins, quién hábilmente y con sumo cuidado abrió el coche para llamar pidiendo ayuda pues el otro policía seguía histérico. Allí a los pies de lo que quedaba de Albert estaba el IDP 543, lo recogió y para cuando llegaron la ambulancia y dos coches de policía, él ya se había alejado.
Aún quedaba un cilindro en el interior, menos mal. Podría hacer la demostración en la reunión del consejo. Estaba en su casa, tenía que preparar la presentación para el viernes. Para la demostración había pedido que le llevasen un chimpancé del laboratorio a la sala de reuniones, enjaulado por supuesto. Ya en los ensayos había utilizado varios. Resultaba obvio que el efecto en humanos era todo un éxito. La policía no averiguaría nada y cerrarían el caso. Quizás con el tiempo cuando el IDP 543 se usara como un arma de modo habitual alguien relacionara los esqueletos con ella...
Llegó el viernes. El Dr. Perkins estaba en la sala ante el consejo de dirección. Junto a él en una jaula estaba el chimpancé. Hizo la presentación del proyecto. Evidentemente podría aplicarse a otros objetos cotidianos, tener más o menos cilindros...Había causado gran expectación, querían ver la demostración. Se murmuraba cuánto podrían ganar con el IDP 543.
El Dr. Perkins tomó el encendedor que tenía en su maletín, y se acercó a la jaula. Empezó a juguetear con él para llamar la atención del chimpancé, que sacó el brazo y se lo quitó de la mano. El primate lo miró, lo olió y lo lanzó fuera de la jaula. Perkins, irritado, lo recogió y pronto sintió que su mano se quemaba..., al instante solo quedó un esqueleto sobre la alfombra. Sí, había caído ciego por su ambición víctima de un invento terrorífico. Al caer el encendedor al suelo de manera violenta, se había abierto uno de los resortes y... mmhr/2014
Gracias, Xabier, por animarme.


lunes, 12 de abril de 2021

El lector de Julio Verne

         "El lector de Julio Verne" es el segundo libro de Episodios de una guerra interminable, de Almudena Grandes. El tema se desarrolla en la guerrilla en la Sierra Sur de Jaén entre 1947 y 1949. Ya he leído cuatro y ahora iré buscaré el quinto, "La madre de Frankestein".

        El protagonista es un niño de nueve años, Nino, que durante el verano de 1947 se hará amigo de un forastero que se ha instalado en un molino. Este hombre se convertirá en su amigo y un ideal a seguir. Ese verano, Nino comprenderá muchas cosas que descubrirá, en parte con sus encuentros con este nuevo amigo y con las lecturas de las obras de Julio Verne. Decidirá que nunca será guardia civil como su padre y entenderá los entresijos de la polaridad de las dos Españas en este pequeño pueblo de Jaén.

        Desde el principio Nino se ha ganado mi simpatía. Un niño que no destaca mucho ni cuenta con la valoración de su padre, que es un "canijo" y no dará la talla para ser guardia civil como su padre...Sin embargo, durante ese verano madurará de tal modo y comprenderá ese mundo de la casa cuartel, el de la gente del pueblo, el porqué de los que se van al monte y empezará a prepararse para un futuro muy diferente del que su padre tenía en mente.

        La autora, como en las otras obras que he leído, nos describe muy bien tanto los personajes como las situaciones. Yo siento, que he estado junto a Nino en sus aventuras, literarias y reales.

        Da la casualidad, que esta semana mi hermano me mostró un libro de Julio Verne, en su biblioteca (al que llegamos por una pregunta de un concurso de la sobremesa televisiva); cuando vi el libro, me sorprendí gratamente porque era el primer libro que me compré para crear la que sería "mi biblioteca". Entonces, aparte de los libros de texto, tenía "Las Rimas y leyendas" de Bécquer y "El lazarillo de Tormes", que eran lecturas obligatorias en el bachiller elemental y tuve que comprarlas (aún los tengo). cuando tendría 14 o 15 años, una nueva profesora de Lengua y Literatura, el primer día de curso, nos hizo una serie de preguntas por escrito, y una de ellas era qué libros habíamos leído. Yo sentí vergüenza al ver que sólo había leído esos dos y decidí que a partir de entonces comenzaría a crear mi biblioteca personal con el dinerillo que consiguiera.  mmhr/2021

FOTO: mmhr/2021
 

miércoles, 7 de abril de 2021

El proyecto continúa...

     El proyecto sigue en marcha y "viento en popa a toda vela".  Es alucinante la cantidad de documentos que puedes encontrar en la red. Es cierto que, con la pandemia, no he podido visitar (ahora que tengo tiempo) los archivos españoles dónde la digitalización todavía tiene mucho que desarrollar; aquí funciona principalmente la investigación presencial de archivos...Pero no me rindo, tengo más o menos claro lo que quiero publicar en ese libro acerca de la emigración de una parte de mi familia materna a Hawái y posteriormente a California.

    Cuando te pones a investigar hay un momento en que tienes que parar, analizar lo que tienes, separar "el grano de la paja", y ver si realmente tienes las respuestas a tus preguntas iniciales. Si no haces esto acabas por ahogarte en un maremagnum de documentos, interesantes pero para otros proyectos. Es necesario centrar el trabajo, ordenar los documentos, públicos y privados, de diversa índole que has podido recabar y pasar a otra fase.  

    Sigo ilusionada con este proyecto, lo cual es importante, porque eso me servirá para seguir hacia adelante y, en algún momento, llegar a término y poder publicarlo (¡ojalá!). mmhr/2021

       

Fotos: mmhr/2021

            

 

 

 

 

 

 

21/09/2021:

Cada día suelo trabajar unas horas en este proyecto o lo procuro. Llevo dos meses ya esperando respuesta de un archivo y en otro he estado unos dos meses para que me remitan a otro que tienen cuatro meses para contestarme...España está en pañales en la digitalización de documentos y su acceso online. Espero que al menos pueda conseguir lo que he solicitado a ambos archivos.

martes, 6 de abril de 2021

Dashiell Hammet

Samuel Dashiell Hammett  (1894-1961) fue un escritor estadounidense de novela negra, cuentos cortos y guiones cinematográficos, además de activista político. Entre los personajes más recordados que creó se encuentran Sam Spade (El halcón maltés), la pareja de detectives Nick y Nora Charles (El hombre delgado) y el agente de la Continental (Cosecha roja). También escribió bajo los seudónimos de Peter Collinson, Daghull Hammett, Samuel Dashiell y Mary Jane Hammett.  

Dejó la escuela a la edad de 13 años para ejercer varias profesiones antes de convertirse, entre 1915 y 1922, en agente operativo de la Agencia Pinkerton de detectives en Baltimore. 

En 1918 se alistó como voluntario para la Primera Guerra Mundial en el American Field Service, un cuerpo que prestaba servicios en Francia y proporcionaba ambulancias y transportes a los aliados. Allí padeció y superó la gripe española, pero la tuberculosis que contrajo un año después provocó, tras su internamiento en un hospital en Tacoma (EE. UU.), que fuera licenciado. Se casó con una enfermera que conoció en dicho hospital. Desde entonces una crónica mala saludpor algunos rebrotes de tuberculosis que complicaban su alcoholismo. 

Comenzó a trabajar en la publicidad y finalmente se dedicó a la literatura, para la que encontraría inspiración en su trabajo como detective en Pinkerton.

En sus novelas hay una serie de personajes, como el detective Sam Spade (El halcón maltés, interpretado en la película homónima por Humphrey Bogart), la mujer fatal, y unas situaciones que más tarde serían tópicos repetidos por los autores de novela negra.

Hammett consiguió el prestigio literario gracias a sus novelas publicadas entre 1929 y 1931, en plena crisis económica; las dos primeras, Cosecha roja (1929) y La maldición de los Dain (1929) le llevaron rápidamente a la fama, aunque su novela más famosa fue El halcón maltés (1930). Muchas de sus obras fueron adaptadas al cine.

Aconsejado por los Servicios de Salud, debido a su tuberculosis, se alejó de su familia y se fue a vivir solo, visitándolos los fines de semana. Esta situación empeoró su alcolismo y su vida amorosa fue bastante errática desde entonces.

Su última novela la escribió en 1934, y se dedicó al activismo político afiliándose al Partido Comunista de los Estados Unidos de América.

Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial hizo todo lo posible por participar, a pesar de que sus condiciones de salud no lo permitían y lo consiguió en 1942. Estuvo como sargento, casi todo el tiempo destinado en las Islas Aleutianas, donde dirigió un periódico del ejército.

Al acabar la guerra la guerra se asoció con el New York Civil Rights Congress, una organización izquierdista que algunos llamaban comunista.  Hammett recaudó dinero para lograr pagar la fianza de varios miembros que fueron detenidos. Cuando estos huyeron, fue interrogado sobre su paradero y en 1951 pasó seis meses en la cárcel por haber rehusado proporcionar información al tribunal del Comité de Actividades Antiamericanas del famoso senador republicano Joseph McCarthy, luego desacreditado y acusado de corrupción.

Durante la década de 1950 el Congreso Estadounidense lo investigó y, aunque declaró sobre sus propias actividades, fue incluido en listas negras y rehusó proporcionar información sobre las identidades de otros miembros del partido comunista. 

Hammett falleció en Nueva York por un cáncer de pulmón. Como veterano de las dos guerras mundiales, fue enterrado con honores en el Cementerio Nacional de Arlington, en Washington.

Su obra crea un nuevo subgéneroliterario, la novela negra, sublimando el popular hard boiled, e importantes escritores reconocieron su influencia, como Ernest Hemingway, Raymond Chandler o Georges Simenon. Aparte de crear la mayoría de las iconografías, personajes y esquemas argumentales del género, utiliza un estilo lacónico e impresionista que selecciona pocos pero significativos detalles para que el lector vaya construyendo su propia imagen de personajes y ambientes.

Otra señal distintiva es su realismo: conoce profundamente la materia de la que escribe, y la corrupción que late en el interior de la sociedad norteamericana en el ambiente que se desarrolla tras el crack del 29 y durante la Gran Depresión, periodo en el que publicó sus principales obras, lo que inspira el profundo pesimismo que invade en general a sus personajes, y, aunque hoy puedan parecer tópicas algunas de las situaciones que expone, en su tiempo eran novedad y es la repetición machacona de sus discípulos la que ha hecho posible tal confusión.

Por otra parte, al contrario que otros novelistas policíacos, especialmente los de escuela inglesa, no le interesan las argucias del crimen, sino lo ético, lo humano y lo social que se ven comprometidos por este fenómeno. 

He leído desde la adolescencia algunas de sus novelas (como Cosecha roja). Ahora acabo de leer El halcón maltés (me ha gustado mucho, no he visto la película pero como sabía que Humphrey Bogart interpreta al detective Sam Spade lo tenía en mi mente mientras leía) y La llave de cristal. No sabía la influencia que había tenido en Georges Simenon o en Raymond Chandler, autores de los que recuerdo haber leído también varias novelas. 

La novela negra era un género de mis preferidos en mi adolescencia y ahora que tengo tiempo y ganas busco por mi biblioteca y encuentro algunas sin leer...mmhr/2021

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fotos: mmhr/2021

Fuentes:

 - Propias

- https://es.wikipedia.org/wiki/Dashiell_Hammett

lunes, 5 de abril de 2021

Historia de una niña emigrante

             "Historia de una niña emigrante" (The Girl Inmigrant, 2013) es una obra de Patricia Ruiz Steele.

            Esperé a que se publicara la traducción porque tenía mucho interés en leerla. Lo compré en 2017 y lo empecé a leer, pero estaba tan ocupada con el trabajo y muy estresada por lo que, muy a mi pesar, se quedó en el estante esperando, como otros libros, el momento oportuno. Ese momento ha llegado con mi jubilación. El estrés ha desaparecido y ha vuelto mi afición más significativa, desde que aprendí a leer, obviamente la lectura.

            La autora es una escritora norteamericana con raíces españolas. Según Internet, Patricia Ruiz Steele nació en Woodland, California, de padre español y madre anglo-holandesa en 1946. Empezó escribiendo cuentos cuando sus hijos eran pequeños. Sus dos primeros libros de la trilogía Perlas de España (Historia de una niña emigrante y Hojas de los Silván) surgieron de su pasión por la genealogía. Como descendiente de emigrantes españoles que navegaron desde España hasta Hawái y después a California, quería conocer la historia de sus antepasados. Es una de las administradoras del sitio de Facebook Hawaiian Spaniards. Le encanta escribir relatos de misterio con un toque de romanticismo, cocinar con vino, viajar y jugar con sus nietos. 

            A través de Hawaian Spaniards la conocí (virtualmente) hace unos años, como a otros de los administradores de dicha página que me ayudan en mi investigación sobre una parte de mi familia que formaron parte de la emigración española a Hawái a principios del siglo XX. Personalmente nos conocimos después en una visita que hizo a Sevilla. Ambas hemos participado en el documental "Pasaje a Hawái. 1907-1913", basado en la obra de Miguel Alba Trujillo "SS Heliopolis. La primera emigración de andaluces a Hawai. 1907"; el día del estreno del documental (septiembre de 2018) nos volvimos a encontrar en Málaga. Es una mujer encantadora, amable y muy educada.

      


     "Historia de una niña emigrante" me la he leído el sábado pasado, me atrapó la historia, muy bien narrada (se nota su experiencia como autora) y documentada. La protagonista es Manuela, una niña de 9 años que emigra desde un pueblecito de Zamora a Hawái en 1911, y más tarde a California. Esta niña era la abuela de la autora. Si nos imaginamos la odisea que supone el viaje a Hawái, también es un viaje dificultoso el que hace la familia desde su pueblo de origen hasta Gibraltar, de dónde partirían a Hawái. 

        Actualmente, cuesta pensar, con los medios de locomoción que tenemos, que tantas familias, como la de la autora, la mía y tantos miles de emigrantes tuvieran el coraje de lanzarse a esa aventura, a un lugar tan lejano del que muchos no habían oído hablar antes, en un viaje terrible, que en este caso concreto, el del Orteric en 1911, parece que fue el peor de todos.

        Me ha gustado mucho, la lectura es ágil, el tema me interesa mucho y sucumbí a su historia, así que la terminé el mismo sábado. mmhr/2021

FOTO: mmhr/2021

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