Hasta hace unos meses no tenía ni idea de todo esto. No sabía que tenía parientes en América, aunque algo había escuchado en mi infancia. Cuando empecé a leer aquella carta que alguien de San Francisco enviaba a mi tío abuelo no pude explicar la emoción que sentí, doblemente: por una parte era una historia sobre la emigración transoceánica de principios del XX que enseño a mis alumnos del instituto; por otra era una parte de la historia de mi familia materna que desconocía...e inmediatamente me puse manos a la obra. Poco a poco he aprendido muchísimo sobre este fenómeno migratorio, sobre mi familia, estoy en contacto con algunos de los descendientes de mi familia emigrante...
Cena de Navidad
Hace 1 hora
6 comentarios:
Muy interesante...
Desde luego, Mark. saludos.
Te voy a contar una parte de la historia de mi familia...en breve...
Yo me llamo Domingo por mi abuelo y mi abuelo, Domingo por aquel que se fué a Argentina...Por entonces quien emigraba era como si hubiera muerto y así, pasaron años y años sin saber de aquel Domingo.
Aprincipios de los 70, alguien de Mendoza escribe al ayuntamiento de mi pueblo preguntando por el apellido Porras por ser antepasados que buscan sus raices...
A partir de entonces las cartas con Agentina se suceden una tras otra y leerlas era un acontecimiento en mi casa. Llegaron los años 80 y aquellos familiares vinieron a vernos desde Argentina.
Hubo ujn espacio desde el 89 hata el corralito de Argentina donde no hubo correspondencia pues mi madre no podía mas con tanto trabajo en casa pues, nación mi hermano Miguel Angel...
Cuando Argentina sufrió los tiempo del corralito, le pedí a mi madre todas las cartas recibidas hasta entonces. Las ordené cronológicamente y las leí como si fuera el libro de mi familia. Me recordó la muerte de mi abuela cuando era pequeño, la guerra de la Malvinas, y tantas cosas como detalles que sucedían a la familia aun lado y otro del Atlantico...
Entonces fui yo quien retomó aquella relacion y mi madre, emicionada de tantas y tasntas cartas, la sigue retomando hoy con E-mails o llamadas de telefono.
Ya sólo queda en Mendoza Mireya. Sus padres ya murieron y ella no se casó...Pero la correspondencia no se corta...
He de reconocer que en alguna carta me emocioné por recordar cosas con tanto detalle.
Hola, Domingo. Te agradezco que me hayas contado tu historia y entiendo esa emoción. En mi familia ya no están los mayores y comparto todo esto con mis hijos y amigos; les cuento lo que voy averiguando, la ayuda desinteresada que recibo de personas que hace unos meses desconocía, todo lo que esto significa para mí, como historiadora. Estoy deseando tener tiempo, el tiempo que me quita mi trabajo en el instituto, para dedicarme a meterme a fondo y conocer las respuestas a tantas preguntas que me hago sobre esta emigración de la que apenas se ha hablado nunca.
A principios de los 90 cuando hacía el doctorado conocí a una profesora argentina, de Mendoza, que había venido a impartir unos cursos (esa era la excusa para salir del país) pero que en realidad durante esos meses hizo pesquisas para encontrar sus raíces y poder pedir la nacionalidad. Allí la tenían por subversiva y no la dejaban vivir en plenitud su libertad. Su abuelo era un emigrante español pero no encontró rastro suyo en el registro: se había ido ilegalmente, sin papeles...Así que tuvo que volver a Mendoza. No he sabido más de ella.
Un abrazo.
Qué suerte tienes, Mercedes! Aunque hasta hace poco solo de oídas sabías algo de tus parientes en América y ahora vas confirmando con emoción, te considero afortunada. En mi caso, te puedo decir que, debido a la Guerra Civil, en mi casa el tema de mis abuelos ( y no te digo nada de más atrás) ha sido un tema tabú. A pesar de que han pasado más de 70 años, no veo manera de rescatar todo eso.
Me alegro doblemente: por tí y por tus alumn@s y espero que les enseñes muy bien: ¡Es un tema muy importante!
Un abrazo: Emilio
Hola, Emilio. Imagina, encontrar esas cartas escritas antes de que yo naciera, y que el destinatario las guardara en una caja que ha ido pasando de una mudanza a otra, de una ciudad a otra y al final hayan llegado a mi. Realmente es emocionante. Ojalaá estuviera ya jubilada para dedicarme a fondo, pero por ahora habrá que ir poco a poco. Muchas gracias. Un abrazo.
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