Fort XCV34 era un robot que enseñaba a los hombres a vivir en paz. Esa era la misión para la que había sido construido por Pieter van Hallen. Miles de copias del mismo habían sido llevados a escuelas de todo el mundo y los chicos le adoraban. Su filosofía del pacifismo y la no violencia había sido practicada por millones de hombres, en todo el mundo, seguidores de un tal Mahatma Gandhi que vivió en el siglo I antes de la Gran Crisis. Luego vinieron décadas en las que los países más poderosos del mundo vieron como sus sociedades se desmoronaban y los conflictos sociales se sucedían por todo el planeta. La degradación moral, la pobreza, el hambre, la falta de respuestas de los gobiernos democráticos a los ciudadanos se extendió de tal modo que hacia el 2050 en el mundo reinaba la anarquía. Fue entonces cuando las guerras comenzaron a extenderse, pero eran guerras entre vecinos, por la supervivencia. Van Hallen era un chico con inquietudes; leyendo un libro antiguo encontró uno sobre robótica de principios del siglo XXI y se entusiasmó con aquellos antiguos robots que se construyeron para ayudar al hombre.
Entonces tuvo una idea: inventar un robot que ayudara a la humanidad a reconducir su camino, que les ayudara a ser buenas personas, que se amaran los unos a los otros y así se acabarían las guerras. Se puso manos a la obra y en un año consiguió tener un prototipo. Ahora venía el gran problema, es decir, conseguir que alguna de las pocas empresas de alta tecnología que quedaban en el viejo Silicon Valley se interesara por su invento. Tuvo suerte y hubo dos empresas que se interesaron por el robot. No cabía duda que les interesaba que el mundo viviera en paz, porque en un mundo en paz sería más fácil hacer negocios y volvería a triunfar el neoliberalismo económico. Se unieron ambas empresas y decidieron ponerse en contacto con la agencia espacial poníendose en marcha el proyecto de fabricación de centenares, miles de robots Fort XCV34. En menos de cinco años volvieron a florecer los estados neoliberales, las ciudades recobraron su antiguo esplendor, las gentes eran felices y una nueva sociedad de consumo se extendió por todo el mundo. mmhr/2012
7 comentarios de Free Like the Wind
inma dijo
¿Y por qué no?. Todo es posible.Aunque llegado el punto del nuevo restablecimiento neoliberal se volverían a cometer los mismos errores, sería como un "eterno dia de la marmota".
Muy bueno Mercedes.
Besos
merhum dijo
Los errores se repiten, Inma. ¿Seremos capaces de salir de esta inventando un nuevo sistema más justo? Besos y gracias.merhum dijo
Libertad yo tengo esperanza en que alguna vez cambie pero, no sé si lo veré. Gracias. Un abrazoAnónimo dijo
Gracias a los errores de esta comunidad acabo de releer este artículo en Calipso cuya existencia desconocía y que es un espacio que tienes muy bien presentado.Celebraría mucho convivir con robots del tipo de Fort xcv34, pero me toca este año de presidente de mi comunidad de vecinos y parece que hay pocos de esa clase. Buen artículo.
El atajo para entrar en mi espacio es http://lacomunidad.elpais.com/movea
Un abrazo Mercedes
Modesto Vega
merhum dijo
Buenas noches, Modesto. Muchas gracias, si tuviera uno de esos robots te lo mandaría, vas a necesitar ayuda. Tu atajo ya lo tengo guardado. Ayer estuve buscando como encontrar a los amigos y no fue difícil. Este es mi enlace http://lacomunidad.elpais.com/merhum/postsUn abrazo
juande dijo
Hola, Merhum, buenos días.Desde que Karel Čapek utilizó el término Robot por primera vez se han dado muchísimas funciones y cualidades a esos pobres… siervos en un principio y con más autonomía individual después.
Quien más utilizaba ese termino y a quien le daban la autoría, Asimov, ya utilizó algunos robots buenos que ayudaban y mucho a los seres humanos con intención de vivir en un futuro de Paz.
Pero esa Paz del futuro que mucho queremos (no todos) es algo que debemos conseguir nosotros, y no otros en nuestro lugar. Ni robots ni otros seres inventados o venidos de otros mundos.
Y el camino es muy sencillo, lo tenemos en nuestras narices.
Solo tenemos que detenernos, sentarnos, y pensar.
Así de sencillo.
El futuro, será el producto de cómo pensamos en el presente.
Pero no lo hacemos.
Gracias por este artículo.
Feliz verano.
Un abrazo!
Buenos días, juande. Generalmente cuando pensamos en un robot, creo que lo visualizamos más como un androide o al menos antropomorfo. Pensemos y seamos capaces de traer la paz a este mundo. Creo firmemente que el objetivo para el que creamos la ONU no se cumple desde hace muchos; como pasó con la Sociedad de Naciones, su antecesora, debería hacer un ejercicio de introspección y regenerarse o disolverse y crear un nuevo organismo internacional, democrático, donde todos los países miembros estén en igualdad de condiciones para lograr instaurar una nueva era que se caracterice por la paz (¡qué ilusa soy!).
Un abrazo.
4 comentarios:
Pues estoy pensando que tienes razón. Viendo la pasividad de la gente, pienso en si estarán esperandl al mesias de turno que los salve, pero debe tratarse de un robot efectivamente.
No hay mas que ver a los jóvenes todo el día mirando al plasma.
Pues si esperan al mesías robot espero que no tarden mucho. Un abrazo, Carlos.
Hola Mercedes:
Vivir en paz se basa en respetar el derecho de los demás, y este principio es frágil (transgredirlo siempre será por beneficio propio y para muchos es tentador). El caso es que primero tendría que establecerse en cada nación las condiciones para que todos tengan las mismas oportunidades y similares beneficios con los mismos derechos, y lo más complicado: que las naciones entre sí, tengan los mismos derechos y obligaciones para comerciar, sin sacar provecho porque es más rico, o mejor armado, o su moneda es más sólida o es del primer mundo y el otro no llega ni al cuarto. Además, se tendría que resolver que hacer con la abogacía, si les recortamos el derecho que ejercen de complicar más los entuertos, o los desaparecemos por ser uno de los componentes básicos de esta sólida estructura de estar siempre todos contra todos.
En este estado de cosas, el robot Fort xcv34 sería posiblemente el único profesor en la materia de enseñarnos a vivir en paz que no se estresaría en el intento, y quién sabe, quizás no en cinco años, pero sí algún día, sus alumnos más destacados viajarían por el espacio a una galaxia muy remota para iniciar ahí una nueva civilización que le rinda tributo a los valores desde que empiezan a mamar, so pena de tener que viajar eternamente por el espacio en busca de un poquito de paz.
Un abrazo Mercedes y como siempre, feliz con tus relatos.
Hola, Pensador. Ojalá este robot fuera la solución, pero en este relato -en contra de mi optimismo natural- ha pesado más mi escepticismo; de ahí que el final es un volver a empezar con los mismos errores. Mientras haya desigualdades los hombres no viviremos en paz, por eso tenemos que seguir luchando por conseguirla.
Después de más de dos años de leer tus comentarios en mis blogs, tan bien escritos y en los que se vislumbra toda una filosofía de vida humanista, me pregunto si tienes un blog o una página donde escribas y pueda leerte.
Muchas gracias, a ti. Feliz Año Nuevo. Un abrazo.
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