"Desde donde Winston se hallaba, podían leerse, adheridos sobre su blanca fachada en letras de elegantes forma, las tres consignas del Partido:
LA GUERRA ES LA PAZ
LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD
LA IGNORANCIA ES LA FUERZA"
"Los proles no son seres humanos -dijo-. Hacia el 2050, quizás antes, habrá desaparecido todo conocimiento efectivo del viejo idioma. Toda la literatura del pasado habrá sido destruida. Chaucer, Shakespeare, Milton, Byron... sólo existirán en versiones neolingüísticas, no sólo transformados en algo muy diferente, sino convertidos en lo contrario de lo que eran. Incluso la literatura del Partido cambiará; hasta los slogans serán otros. ¿Cómo vas a tener un slogan como el de "la libertad es la esclavitud" cuando el concepto de libertad no exista? Todo el clima del pensamiento será distinto. La ortodoxia significa no pensar, no necesitar el pensamiento. Nuestra ortodoxia es la inconscencia.
De pronto tuvo Winston la profunda convicción de que uno de aquellos días vaporizarían a Syme. Es demasiado inteligente. Lo ve todo con demasiada claridad y habla con demasiada sencillez. Al Partido no le gustan estas gentes. Cualquier día desaparecerá. Lo lleva escrito en la cara."
"-Hay una palabra en neolengua-dijo Syme- que no sé si la conoces: pathablar, o sea, hablar de modo que recuerde el cuac-cuac de un pato. Es una de esas palabras interesantes que tienen dos sentidos contradictorios. Aplicada a un contrario, es un insulto; aplicada a alguien con quien estés de acuerdo, es un elogio.
No cabía duda, volvió a pensar Winston, a Syme lo vaporizarían...veneraba al Gran Hermano, se alegraba de las victorias y odiaba a los herejes...Sin embargo, se cernía sobre él un vago aire de sospecha. Decía cosas que debía callar, leía demasiados libros, frecuentaba el Café del Nogal, guarida de pintores y músicos,...sitio de mal agüero." "1984" de George Orwell.
Orwell y 1984, Oceania, neolengua, Ministerio de la Verdad (Miniver, en neolengua), el Gran Hermano te vigila, niños uniformados que son espías, Policía del Pensamiento...Primero leí la novela (esperé a leerla en 1984) y poco después ví la película. Sin duda es mejor la novela, pero el papel que hace John Hurt está conseguido. Da miedo pensar en una sociedad como esa. Nosotros, en nuestra sociedad occidental, creemos que somos libres en el más amplio sentido del concepto. Las consignas del Partido me hacen pensar en similitudes actuales.
La guerra es la paz: como en la novela en nuestro mundo de 2010 mantenemos una/s guerra/s en Oriente, no en nuestro territorio, y que se nos ha "vendido" como necesaria para que estemos en paz en Occidente; por otra parte ¿es la libertad la esclavitud? Esto daría para un profundo debate. En los regímenes donde no la hay se le dice a la población que en Occidente somos esclavos del capitalismo, del consumismo...y en parte, lo somos. Pero prefiero creer que soy libre a saber que no lo soy por no tener derecho a ello. La ignorancia es la fuerza, sí, porque sobre ella se cimentan las bases de regímenes políticos en muchos países del mundo. Las cámaras nos vigilan en edificios y calles, los medios de comunicación están controlados por los propietarios ¿se manipulan las noticias? Bueno, dejémoslo en que se dan tantas versiones como medios hay.
Creo que Orwell tuvo una gran visión de futuro con esta novela, que en algunos pasajes me recordó a "Un mundo feliz" de Aldous Huxley.
1.Trailer con subtítulos en español.
AÑO: 1984
DIRECTOR: Michael Radford
GUIÓN: Michael Radford & Jonathan Gems (basado en la novela “1984" -Nineteen Eighty-Four-” de George Orwell).
MÚSICA: Dominic Muldowney, Eurythmics
FOTOGRAFÍA: Roger Deakins
REPARTO: John Hurt, Richard Burton, Suzanna Hamilton
GÉNERO: Ciencia ficción, fantástico, política.
SINOPSIS: El futuro, año 1984. Winston Smith (John Hurt) soporta su existencia bajo la continua vigilancia de las autoridades en la Oceanía totalitaria. No obstante, su vida se convierte en una pesadilla cuando prueba el amor prohibido y comete el crimen de pensar libremente. Enviado “Ministerio del Amor” (Minimor en neolengua), se encuentra a merced de O’Brien (Richard Burton), un cruel oficial decidido a dominar sus pensamientos... y a quebrantar su voluntad.
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