Abandonada a su suerte, a la deriva en el Mare Nostrum (¡nostrum!). Su embarcación había volcado como otras tantas en los últimos tiempos. ¿Dónde estaba su madre? ¿y su hermanito? Estaba sola, abandonada a su suerte, a su mala suerte. Primero, las bombas destruyeron la escuela; poco después una bomba dejó arrasada su casa, muriendo sus abuelos y una hermana. Fueron a un campo de refugiados donde pasaron todo tipo de calamidades. Su padre, médico, falleció en el bombardeo del dispensario...
Abandonada a su suerte, siguió a su madre en una huida por el Mare Nostrum (Nostrum, no Mare Totum), desesperada, hacia Europa.
Abandonada a su suerte, la barca, en pésimas condiciones y sobrecargada, se hundió rápidamente...No queda nadie, todos se han ahogado menos ella. Su chaleco naranja la mantiene a la deriva, abandonada a su suerte, a su mala suerte.
Unos pescadores la encuentran ¡todavía respira! La secan, la abrigan, la alimentan...Piensan, meditan, discuten que hacer con la niña, ¿la deportarán si la entregan? ¿a dónde irá sin nadie que la proteja de leyes y acuerdos?, deciden. En su pequeño pueblo, en una pequeña isla del Mare Nostrum, no tendrá problemas, vivirá en paz, e irá a la escuela. Abandonada a su suerte, la niña, despierta. mmhr/2016