Estaba observando la gota de agua que caía continuamente del grifo cerrado. Mañana llamaría al fontanero. El constante goteo le impedía concentrarse en su obra; así llevaba varios días en los que apenas había escrito unas líneas. Lo mejor sería irse a dormir; mañana vendría el fontanero, arreglaría ese goteo impertinente y podría escribir.
Pronto se quedó profundamente dormido; en el pequeño estudio solo se oía el goteo incesante del grifo y los ronquidos de Eduardo. Sin embargo se despertó, miró el reloj ¡eran las cuatro de la mañana! El sonido de las gotas se magnificaba en la noche o eso le parecía. Se levantó, encendió la luz y se dirigió al fregadero. Estaba mirando el grifo mientras intentaba buscar una solución para que el ruido se redujese y poder seguir durmiendo; cogió un paño de cocina, lo liaría alrededor del grifo y ya no caería la gota directamente al fregadero sino que empaparía el paño...Se acercó al grifo y vió cómo se formaba la gota antes de caer; siguió mirándola, esta era una gota diferente pues por momentos crecía, crecía tanto que pronto chocó contra su cuerpo, era más grande que él y seguía creciendo hasta que se encontró dentro de aquella gigantesca gota de agua. Por un instante, se mareó, sintió que sus piernas no le obedecían y se abandonó; luego abrió los ojos, estaba empapado, miró a su alrededor, era de día pero, ¿dónde estaba? No recordaba haber estado antes en ese lugar. En un cielo rojo brillaban dos soles anaranjados, se hallaba en la ribera de un río, pegasos y centauros pastaban por doquier. Se encaminó hacia una cabaña cercana para preguntar en qué lugar estaba e informarse sobre qué había ocurrido. Le dolía la cabeza, las piernas le pesaban. Un espantoso ruido le hizo dar un brinco y cayó en un agujero muy profundo, quizás era un pozo, fue cayendo a gran velocidad mientras se golpeaba con las paredes, hasta que chocó de forma brutal con el fondo y se encontró ¡en el suelo de su estudio!, se había caído de la cama. Solo había sido una pesadilla. Eran las ocho de la mañana, llamaría al fontanero. mmhr/2014
17 comentarios
javierdemurga dijo
Imposible dejar de leer tu artículo una vez empezado.
.
Gracias.
Un abrazo.
Xabier
merhum dijo
Carlos M dijo
En serio, el escrito me ha encantado, pero en periodo de vacaciones uno se permite bromillas como la mía. Aunque lo de aprender bricolage si va en serio.
dezabaleta dijo
Saludos
merhum dijo
merhum dijo
merhum dijo
Trasindependiente dijo
Gracias y saludos.
merhum dijo
Pensador dijo
Muy real Merhum, un sueño dentro de otro, en la angustia de hacerse interminable lo que aún nos espera, hasta que caemos en ese vacío que parecen ser los retos que aceptamos en la vida, y que luego nos despierta después de un buen batacazo, como para enseñarnos que nada dura cien años sin que nosotros si sobrevivimos, no lo superemos.
Un abrazo, Merhum.
merhum dijo
Melocotoncillo dijo
Ea, besote, preciosa. Ta otro ratillo que emcape.
merhum dijo
NuriaNómada dijo
Hipnótico relato con sorpresa. Besos veraniegos.
merhum dijo
fernandomaria dijo
Un beso, Mercedes.
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