La lluvia golpeaba con fuerza los cristales empañados. Hacía frío en la habitación y la chimenea se estaba apagando. Se acercó a la ventana y un golpe de viento la abrió, permitiendo que el agua y el frío calaran su cuerpo, mientras intentaba cerrarla. Una vez cerrada, se puso el impermeable y las botas y salió a recoger leña del cobertizo.
Avivaba el fuego, cuando sonó el teléfono. ¿Sería ella? ¿Qué le diría? ¿Iba a volver o…? Con tanto divagar, cuando levantó la horquilla, ya no había nadie al otro lado.
Se quitó la ropa mojada y dejó que un albornoz secara su cuerpo. Se echó una copa de pacharán y se sentó frente al fuego.
Ring, ring…, el teléfono volvió a sonar, se apresuró a cogerlo. La copa cayó al suelo. ¿Sí? ¿Dígame? Y se oyó una voz de autómata diciendo: “Le habla Aida Valdemás, de Ring-Ring, de S.C.P., Sociedad de Comunicaciones Planetarias. Si quiere que le informemos de nuestras ofertas, marque uno; si desea colgar, marque dos; si desea mandarnos a freír espárragos, marque tres; si desea que ella vuelva, marque cuatro, pero vístase y vaya corriendo a buscarla”. mmhr/2008
7 comentarios (de Free Like The Wind)
MANUEL dijo
merhum dijo
gloriainfinita dijo
fernandomaria dijo
Un beso, Merhum.
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