El viento silbaba produciéndole escalofríos. Noche solitaria sin igual; noches solitarias había tenido muchas pero como esa, no. Esa noche sintió caer el cielo sobre su cabeza, sus pies se hundían en el lodo. Tenía prisa por llegar, la cabaña estaría caliente y deseaba tanto llegar. Quiso correr pero el barro se lo impidió. Se sentía realmente agotado, hambriento y sucio. La oscuridad era total; la luna, en cuarto menguante, había desaparecido en las nubes. Sus botas pesaban cada vez más por el lodo acumulado, cada vez le costaba más dar un paso. Calculó que estaba cerca e imaginó lo bien que iba a estar después del baño y una buena cena. Por fin vió la luz de la cabaña en un claro del bosque. De repente, un relámpago iluminó todo cegándole por un instante; con los ojos cerrados escuchó el estruendo del trueno e inmediatamente gruesas gotas de lluvia empezaron a caer. Cuando abrió los ojos miró hacia delante buscando la cabaña y ¡oh! ¿Cómo era posible? No entendía nada, estaba aturdido, con su ropa mojada y las botas embarradas pero, ¡en su cama! ¿Qué había pasado? No recordaba haber entrado en la casa. Encendió la luz de la mesilla de noche, se sentó en la cama, se daría un buen baño y cenaría, quizás después recordaría mejor. Al ponerse en pie observó las huellas de sus botas en la alfombra y notó que no había ninguna entre la puerta de la habitación y la cama...En el resto de la casa tampoco encontró pisadas de barro...Mucho tiempo después sigue sin explicarse aún qué pasó aquella noche solitaria. mmhr/2015
Cena de Navidad
Hace 1 hora
14 comentarios:
quizá un ángel vino en su ayuda. Hay muchas cosas inexplicables en esta vida, que por mucho que las demos vueltas no encontramos la solución. Dejemos que el tiempo resuelva nuestros enigmas.
Me gusta mucho, Mercedes.
Un beso.
Ciertamente sabes enganchar al lector....
Quizás, Estrella. ¿Quién sabe? Muchas gracias. Besos.
¡Gracias, Mark! Saludos.
Bueno, merhum, ya sé que no se trata de buscar explicaciones a lo que aquí relatas. Pero si tuviera que dar una, diría que todo fue producto de un mal sueño, de una pesadilla.
Yo no soy precisamente un soñador, pero en ocasiones he vivido (en sueños) situaciones parecidas.
Un abrazo!
Los gendarmes tocaban el tambor en una plaza llena de berduleras, bagabumdos, sirvientes, pescaderas, soldados llenos de mugre y un sin fín de picaruelos dispuestos a robar al más crédulo. Los tambores en su estridencia daban notoria seriedad a mi ejecución.
Al amanecer el cura me dió la bedición y mi madre se abrazó a mí llorando para darme una loganiza en mi última comida...Los guardinanes al pasar por mi reja, se mofaban de mi con gestos grotescos que anunciaban mi decapitación. Yo temblaba en medio de delirios de culpabilidad pues, había sido condenado por el hurto de una burra.
Subiendo la escalinata que me conducía a la guillotina, llevaba en mi frente la cruz que con agua bendita aquel cura me dibujó. Me estaba cagando no sé si por las fabes de prisión o la longaniza de mi madre...
Bruscamente, el verdugo encapuchado me puso la cabeza en el artefacto que me decapitaría. El honorable juez con voz energica pronunció mi pecado de hurto mientras el populacho indicaba con el pulgar mi ejecución...Recuerdo el olor a sangre que tenía el madero pues era época de ejecuciones debida al hambre despues de una guerra sangrienta...
Los tambores redoblaban con los pedos de miedo que me pegaba...y a la caida de la cuchilla, pegué un salto de la cama y me abracé a mi mujer pidiendo clemencia...y me dijo: "Pepe, no sé con lo que has soñado pero como te vayas más de vientre, te juro que me divorcio"...
Mercedes: ayssssssssssss..por un momento hasta yo me asusté…hay cosas inexplicables ….me encanta tu historia…¿seguirá?...maravillosa elección de la música. Un beso
Hola, Emilio. Los sueños, a veces, nos amargan una noche de descanso. Las pocas pesadillas que he tenido suelen ser fruto de un mala digestión, así que procuro irme a dormir dos o tres horas después de cenar. Un abrazo.
Un comentario interesante, Buscador. Gracias. Saludos.
Muchas gracias, Águeda. Besos.
Mercedes, me he trasladado a un paisaje americano de los de las películas inspiradas en obras de Stephen King. Sobrecogedor.
Muchos besos, primor.
Hola, Inma. Me alegra que te guste y espero no haberte "sobrecogido" mucho. Besos, guapa.
Hombre tenía que ser jajaaj. Lo raro no es que no vea lo guarro ó poco detallista que es, cosa que pasa mucho a los del genero; lo raro es que no dijera las palabras mágicas..¡ que hay pa cenaaaaar !
Lo has clavao, Carlos. Un abrazo.
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