Puerto de Ribadeo (Lugo, Galicia). Fotos. mmhr/2009

miércoles, 11 de junio de 2025

Arsen y Mefisto

        

        Arsen no era creyente. Tampoco creía en supersticiones. Le gustaba tentar a la suerte. Le encantaba su gato Mefisto, negro como el azabache, le gustaba pasar por debajo de una escalera mirando de reojo para ver quién miraba su osadía...

        Mefisto, su gato negro, se le cruzó un martes trece, se miraron y desde entonces supieron que no podrían vivir el uno sin el otro. El gato se quedó inmóvil y para cogerlo tuvo que pasar por debajo de una escalera...Desde entonces se acompañaban mutuamente.

        Sí, le gustaba tentar a la suerte. Se reía del miedo o la cobardía de la gente. Si había algún peligro y todos se resguardaban en sus casas, salía a la calle, desafiante. Para los vecinos era un diablillo desde pequeño, un loco cuando creció, y ahora le temían. Le temían porque con su actitud ponía en peligro a otros.

        Por ejemplo, en cierta ocasión, organizó una carrera de coches en la que retó a otra persona; era una noche infernal con fuertes chubascos, iban muy igualados cuando, de repente, en una maniobra de adelantamiento golpeó a su contrincante, el coche de este se salió de la carretera, volcó, se incendió y, dicen, que entre terribles aullidos murió el conductor. Mientras, él, se ufanaba de haber ganado la apuesta...

        Solía andar por los bajos fondos de la ciudad, siempre se movía en ambientes de dudosa reputación y, aunque ya le tenían calado, siempre conseguía que algún incauto cayera en sus redes aceptando sus retos.

        En otra ocasión se le ocurrió caminar por una cornisa a diez pisos de altura con los ojos vendados, evidentemente, habiendo caído un descerebrado en su reto. Os podéis imaginar, claro, el otro cayó estrellándose contra el suelo...Se marchó de allí, riendo, a carcajadas, de un modo siniestro...

        Lo cierto, pensaba, es que ya estaba aburrido de inventar tantos retos de tal calibre; también era cierto que cada vez tenía menos público al que timar. A la gente le gusta vivir, aunque tenga una mala vida. Esta vez, sí, esta vez retaría a las fuerzas de la naturaleza, o a ese Dios en el que creen tantos millones de personas, o al mismísimo diablo. No tenía muy claro todavía qué sería, tendría que pensarlo bien...

        Estaba sentado frente a la chimenea, Mefisto se subió a su regazo como hacía habitualmente cada noche. Mientras se tomaba un whisky, empezó a esbozar algo que parecía una media sonrisa en su feísimo rostro. Cogió el teléfono y llamó al periódico local y les dijo que anunciasen en una página completa que retaba a Satanás; el reto consistiría en que este, si es que es que existía y tenía el poder de ser el maligno, le enviara un rayo que terminara con su vida...

        Cuando el anuncio se publicó hubo gente que se santiguó ante tamaño reto, otros ni echaron cuenta, pero hubo muchos que, conociendo como solía ganar los retos, apostaron por él.

        "Si no pasaba nada..., pensaba el párroco, pero, ¿y si ocurría?" Los creyentes le consultaban a él, y la verdad, empezaba a cansarse de tener que consultar tanto la Biblia para darles explicaciones convincentes, pero rezaba y animaba a orar a sus feligreses para que el poder de Dios se manifestase.

        Pasaron algunas semanas, el tiempo era bueno, soleado, muy frío, pero no se avecinaba tormenta. Nunca antes, en esa ciudad, se había consultado tanto el parte meteorológico...

        Una noche, especialmente gélida, el fuego de la chimenea estaba prácticamente apagado, sentía mucho frío y se fue a la cama. Mefisto, como cada noche, le siguió, acurrucándose junto a su amo. Pronto quedaron dormidos. Habían pasado algunas horas, cuando Arsen empezó a revolverse en la cama, sudando, tenía una pesadilla, alguien le perseguía ¡tuvo miedo, por primera vez! De repente abrió los ojos y lo vio, ante él, sobre sus dos patas traseras, de pie sobre la cama estaba Mefisto, enorme, mirándolo con sus ojos amarillos, riéndose...No podía ser, seguía soñando, empapado en sudor, con la garganta seca y el corazón encogido, sin poder moverse, gritando: ¡Vaya pesadilla! ¡Qué terror!...Se dio cuenta de que seguía soñando. Quiso despertar, tenía que despertar...Pero, entonces, Mefisto, ese gato negro gigantesco, le lanzó un rayo que lo partió en dos, mientras se oían sus siniestras carcajadas...mmhr/2020

lunes, 9 de junio de 2025

El joven Picasso en La Coruña

         Picasso fue el primer hijo de José Ruiz y Blasco y María Picasso López. Nació el 25 de octubre de 1881 en Málaga, España, en el seno de una familia burguesa. Picasso tuvo dos hermanas, Dolores (1884-1958) y Concepción (1887-1895). Su bisabuelo materno, Tommaso Picasso (nacido en 1787), era originario de la localidad de Sori en Génova, Italia, y se trasladó a España alrededor del 1807.  De su padre se sabe que quiso ser artista y fue profesor de dibujo en la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo. 

          Pablo empezó a pintar desde edad temprana; en 1889, a los ocho años, tras una corrida de toros y bajo la dirección de su padre pintó El picador amarillo, primera pintura al óleo  de la que siempre se negó a separarse.

          En 1891, la familia se vio obligada a abandonar Málaga, debido a la poca estabilidad económica de la que disfrutaba. José Ruiz Blasco había comenzado a pedir reiteradamente el traslado a la ciudad de La Coruña, —donde se había creado una plaza de profesor en la Escuela de Bellas Artes tras su cese como conservador del Museo de Bellas Artes de Málaga en 1888.  El cambio no fue para nada agradable para su familia, como queda plasmado en la expresión que Picasso recordaba de su padre en esta etapa: «Ni Málaga, ni toros, ni amigos, ni nada de nada». «Solamente para mí fue una fiesta el traslado a Galicia.» En Galicia, Pablo trabajó en sus dibujos y mostró una fuerte confianza en sí y en sus dotes; tenía diez años.  La familia Picasso se instala en el segundo piso de la casa nº 14 de la rúa Payo Gómez (actualmente Casa Museo Municipal).

          Sus primeros trabajos, de un realismo vigoroso y casi feroz, mostraban una temprana predilección por los personajes populares. En La Coruña hizo su primera exposición con 13 años y publicó caricaturas y dibujos en las revistas autoeditadas a mano "La Coruña", "Azul y Blanco" o "Torre de Hércules".


En la galería pintaba para aprovechar bien la luz

           Algunas de sus obras posteriores (no son originales) están expuestas en la casa de La Coruña en la que vivió desde 1891 hasya 1895. Se han reproducido 33 obras, de las cuales 4 son del padre y las demás del joven Picasso. Estas obras se han integrado dentro de la decoración de la casa, en las diferentes estancias de uso excepto en los dormitorios.

          Hay óleos sobre lienzo, óleos sobre madera, dibujos a lápiz y a pluma, tintas, carboncillos y acuarelas.

Sueño y mentira de Franco
Sueño y mentira de Franco

Poema "Fandango de lechuzas" incluido con los grabados "Sueño y mentira de Franco"

         La obra "Sueño y mentira de Franco" guarda estrecha relación con el famoso cuadro Guernica y se considera la primera obra de Picasso con contenido claramente político, como denuncia contra la guerra civil española y contra Francisco Franco.

Fotos: mmhr/2013

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