De tanto andar se olvidó del cansancio.
Andar, andar sin rumbo
hasta que el recodo del camino le despierta.
Ya se ve el pueblo. Despierta de un hermoso sueño.
Agradecido y cansado, anda.
Camina, anda, trota.
Unas veces, arrastrando los pies en el polvo,
levantando nubecillas de albero amarillo.
Otras, trotando, casi corriendo,
para no llegar tarde, niña,
que las campanas tocan a muerto.
Cansado, camina y camina
para despertar de un sueño de polvo de plata.
Plata de Zacatecas que adornará tu cuello.
Oye cómo suena la campana,
alguien ha muerto.
En el pueblo, murmullos roncos
para que no despierten al muerto.
La mina de plata cayó sobre su cuerpo,
acabó su sueño, del collar de plata,
niña, para tu cuello.
Anda, camina, trota y vuela, el minero.
El sueño del collar de plata, en nada queda.
Llegó al recodo por donde desfilan,
detrás del féretro, los del pueblo.
La niña, de negro, sin collar de plata,
llorosa, le lanza un beso de amor y sueños.
Ya no está cansado, ya no anda,
ni trota, solo vuela.
Perdió su sueño, de amor y plata. mmhr/2015
4 comentarios:
Hermoso...
Saludos
Muchas gracias, Mark. Saludos.
Precioso y muy triste el poema, pero que por desgracias suele pasar....un beso
Así es, Águeda. Muchas gracias. Besos.
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