Puerto de Ribadeo (Lugo, Galicia). Fotos. mmhr/2009

martes, 17 de noviembre de 2020

La niebla

                                                      "Lleno estaba el mundo de amigos cuando aún mi cielo era  hermoso.                                                         Al caer ahora la niebla los ha borrado a todos." Hermann Hesse

 

Una niebla muy densa la rodeaba. Había salido, como casi todos los días a correr por el parque. Hoy más que correr, caminaba deprisa, porque no se veía nada delante. Sentía la humedad en sus huesos, no hacía mucho frío; miró su móvil, había 15º C y un 87% de humedad. Siguió el camino habitual bajo los pinos hacia la alameda dónde estaba el estanque, allí dio la vuelta hacia su casa.

Al poco sintió algo, ¿alguien? Probablemente habría otra persona haciendo lo mismo que ella, pues, a veces se cruzaba con algunas. Aceleró instintivamente sus pasos sin saber porqué, se estremeció y sintió las zancadas detrás de ella más fuertes, rápidas, acercándose. Se paró para hacer estiramientos, no sabía porqué sentía la cercanía del peligro, se estaba asustando. Pensó que probablemente el corredor la adelantaría. No, parecía haberse parado cómo ella. Miró hacia atrás, imposible ver nada con la niebla. Seguiría su marcha, más acelerada, necesitaba salir del parque, llegar a la avenida, dónde había a esas horas gente en la parada del autobús.

Llevaba mucho rato corriendo, ya debía haber llegado a la avenida, pero ni siquiera veía el reflejo de las luces de las farolas ni de los automóviles que a esa hora circulaban. Había debido equivocarse, sí, con los nervios había cogido otro camino, estaba desorientada. Sacó el móvil, iluminó, no reconocía esa zona del parque, no recordaba haber estado corriendo por ahí. Intentaría ubicarse con el GPS y marcaría la ruta a su casa. ¡No podía ser! Según marcaban las coordenadas estaba a ¡treinta km! de su casa; sin duda, había un error. Se sentó en un banco y reinició el móvil. Después marcó la ruta desde su ubicación en el parque ¡no! ¡Imposible! Ahora marcaba su ubicación en ¡otra ciudad! Esto es de locos. La niebla seguía cayendo más espesa cada vez, hacía más frío. ¿Y si intentaba volver sobre sus pasos? Se levantó y empezó a caminar deprisa, muy deprisa, corrió, hacia la dirección desde la que había llegado, muy cansada, volvió a consultar el móvil y ¡no había señal! No, no podía estar pasándole esto, era algo surrealista...

Siguió corriendo. Pensó qué en algún momento vería a alguien, pues ya era más tarde, llevaba por lo menos una hora y media en el parque, y solía acudir más gente a correr, o patinar, en bici...Nada, no se cruzaba con nadie. Entonces volvió a sentir los paso, las zancadas ruidosas a su espalda, cada vez más cerca; aceleró todo lo que pudo y sintió un golpe muy fuerte en la frente, cayendo al suelo...

Cuando despertó estaba muy desorientada, no sabía dónde estaba. Una persona se acercaba e instintivamente se replegó sobre sí misma intentando protegerse con los brazos, pero no podía moverlos. Escuchaba murmullos aunque no entendía nada. Poco a poco, la niebla se estaba disipando pero, ¿dónde estaba? Aquel lugar no era el parque, sus brazos estaban atados. Una mujer le hablaba, la llamaba "Laura, Laura, ¿me oye? ¿Cómo se encuentra?" .

El sol había salido, seguía oyendo a la mujer que la llamaba, por su nombre pero no reconocía la voz, ¿quién era aquella mujer? ¿La habían secuestrado? Intentaba entender, pero volvió a caer en la niebla...

Ahora, escuchaba voces cercanas, junto a ella, una de un hombre y dos de mujer; la voz de una de ellas le parecía familiar. "Laura, Laura, despierte. ¿cómo se encuentra?". Abrió los ojos y notó que brillaba el sol, ya no había niebla pero ¿dónde estaba? La mujer volvió a dirigirse a ella: "Laura, me alegra mucho ver que ya ha despertado".

No entendía nada. ¿Qué le había pasado? Intentó hablar, pero apenas le salía un hilillo de voz. Miró a su alrededor, estaba en una habitación de hospital. El sol era la lámpara del techo. Todos habían salido. Estaba sola. Sus brazos, vio porqué no había podido moverlos, estaban atados con correas a la cama. No recordaba haber ido al hospital, había salido a correr como casi siempre al parque cercano a su domicilio...

Al rato llegó la mujer que le había hablado, era una enfermera. Le dijo qué estaban muy contentos de verla despierta, consciente y qué vendría el doctor a explicarle.

Esperó impaciente al doctor que llegó poco después con la enfermera. le dijo que alguien la encontró caída en el parque, sangraba por la frente pues al parecer había recibido un fuerte golpe. La niebla de aquel día era muy densa y por su ropa se veía que había salido a correr. Esa persona avisó a emergencias y la trajeron inconsciente a este hospital. No llevaba documentación, pero la policía averiguó quién era con su móvil, que se encontró cerca de dónde había caído. Intentamos contactar con su familia o allegados, y una compañera de su oficina la ha estado visitando todas las semanas desde que ingresó. Las preguntas salían atropelladas del caos de su mente. ¿Una compañera? ¿Quién sería? ¿Y su familia por qué no había acudido?¿Todas las semanas? Pero, ¿cuánto tiempo llevaba allí? La enfermera le dijo que llevaba siete meses. El médico continuó explicándole que el golpe le había producido una fuerte hemorragia y que había estado meses en coma y después sedada, que cuándo estuviera mejor se lo explicaría con más detalle. Afortunadamente, todo parecía estar ya bien... mmhr/2020

                                                                                     

„Si no fuera por la niebla, veríamos tu casa, al otro lado de la bahía… -dijo Gatsby-. Siempre tienen una luz verde encendida al final del muelle…

Fuente: https://citas.in/temas/niebl
„Si no fuera por la niebla, veríamos tu casa, al otro lado de la bahía… -dijo Gatsby-. Siempre tienen una luz verde encendida al final del muelle…

Fuente: https://citas.in/temas/nieb

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