Mañana hará siete años ya, siete largos años y no me acostumbro...Todavía siento el impulso de llamarte para contarte eso que me ha ocurrido hoy, o algún proyecto; contarte como ha crecido Dani y cómo es Lucía, a la que no llegaste a conocer; como tu nieto Miguel Ángel ya trabaja como profesor...
Me encantaría que vieras el jardín, seguro que me aconsejarías pues sabías cuidar, amar a las plantas, cualquiera de ellas, no tenías predilección; para tí todas eran hermosas y las preferías en la tierra, no cortadas.
Seguimos viviendo, pero tu presencia sigue con nosotros, tu amor incondicional, como es el amor de madre.
He leído algunos de tus escritos, aquellos que dirigías a propios y a extraños, vivos o muertos y en ellos veo tu generosidad para con todos, tu gratitud ante cualquier gesto de reciprocidad; también veo tu soledad, aquella en la que te refugiastes poco a poco excluyéndote de actos sociales, de reuniones familiares, te aislastes y te aislamos...Incomprendida por los más cercanos y no digamos por los lejanos. Todo un carácter, que en parte heredé...
Siempre permaneceremos unidas por ese cordón umbilical, ya invisible, pero que sigue entre nosotras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario