Itálica

A solo unos 7 km al norte de la capital hispalense podemos visitar las Ruinas de Itálica.
Itálica fue una antigua ciudad romana, fundada en el 206 a.C. Situada en el municipio de Santiponce, provincia de Sevilla (Andalucía, España). Fue una ciudad importante durante la República y aún más durante el Imperio. Parece que fue abandonada en el siglo XII. Desde el siglo XVI la historiografía trata de su importancia pero eso no bastó para que constituyera un lugar de expolio continuado, tanto por particulares como por instituciones públicas. En 1912 fue declarada Monumento Nacional, no obstante hasta 2001 no ha sido delimitada por la Junta de Andalucía todo el yacimiento arqueológico y la zona de protección. 
Teatro, anfiteatro (muy destrozado con pólvora para su uso como cantera, tenía una capacidad para 25000 espectadores), termas, villas, templos...Fue la primera ciudad romana fundada en Hispania y fuera del territorio italiano. Los emperadores Trajano y Adriano nacieron en ella.
El teatro se usa desde que empezó su restauración para celebrar el Festival de Teatro Clásico, espectáculos de danza, etc.
Es un lugar que recomiendo visitar, si es posible con un guía o, al menos, con audioguía. Creo que la mejor época para visitarla es cuando se celebra el Festival de Teatro Clásico de Itálica que suele ser en primavera, pues aunque las funciones son para los estudiantes, también suelen hacer alguna representación, por la tarde, para el público en general. 
Hay aparcamiento, parada de autobús, gasolinera y bastantes restaurantes y/o bares donde poder recuperar fuerzas pues el recorrido, dada la gran extensión del conjunto arqueológico, puede cansar a aquellos que no estén en forma. Por supuesto, es mejor ir con calzado adecuado.

Las Termas Menores se encuentran integradas en en el caserío actual, concretamente en la calle Adriano nº 17. Son de la época de Trajano y durante el mandato de Adriano se reforzó su estructura.

 Fotos: mmhr&mmn/2017

Los planes de Taciturno

              Taciturno, se preguntaba qué haría a partir de mañana. Pensativo, realmente no sentía ninguna prisa, pero tampoco debía perder el tiempo en boberías. Reflexivo, ¡cuándo no! Impulsivo ¡cómo siempre! Ansiaba ese día pero tampoco quería que por darle tanta importancia al final no llegase...

             Filosofando sobre esto o aquello, sobre que sería lo mejor para cada uno y lo difícil que sería llegar a una conclusión. Le empezó a doler la cabeza.

             Lo mejor sería dejar el tiempo pasar, transcurre rápido a esta edad y, antes de que se diera cuenta...empezaría la aventura de la jubilación, ¡tanto por vivir en tan poco tiempo! Sin reloj, ni calendario pero, sin olvidar las pastillitas, buena compañía, el protector solar y echar a andar. 

             Mañana, ¿mañana? No, realmente no era mañana, pero le ilusionaba pensar que estaba a la vuelta de la esquina. ¡Por fin iba a tener tiempo para sí mismo!  Después de una vida llena de obligaciones, sería libre, bueno, es una manera de hablar; libre era también ahora...pero cuando llegue mañana, ¡vale "mañana"!, será más libre aún porque podrá hacer cualquier cosa, como ir a ver el Perito Moreno, un caprichito que tiene hace años, o ir a Oklahoma o Sarajevo, o a Santander ¡ojú! ya le duele otra vez la cabeza...

             No tenía que pensar nada de antemano, nada de programaciones (palabra prohibida en esa etapa). Se hará lo que se tenga que hacer, si se quiere y se puede pero ¡nadie! (excepto el dr.) le dirá que hará con los años que queden de disfrute vital. mmhr/2017