Ya se va notando el otoño, poco a poco, por supuesto, ¡faltaría más! Las mañanas frescas, igual la caída de la tarde. Pero aún hace calor en las horas centrales del día. Esta tarde llegó la lluvia y nos hará compañía durante algunos días.Las hojas empiezan a amarillear y a caer pero a la vez, mis rosales, sin apenas hojas, florecen ofrecíéndome sus hermosos colores y aromas. También el hibisco sigue regalándome sus efímeras flores. Los miro y recuerdo la primavera, la breve primavera de este 2015. Corté la rosa de la foto, roja, aterciopelada y con un fragante olor que me envuelve mientras tecleo en el ordenador...El viento de poniente sopla mojando mi cara las gotas que la lluvia dejó colgadas en la parra del porche. Mijita, mi viejo gato siamés, se frota con mi pierna, y protesta por el frío, deseando que encendamos la chimenea para hacerse un ovillo en el sofá sintiendo su calor.
Empieza a llover de nuevo; gotas furiosas golpean los cristales. ¿A quién se le ocurriría decir aquello de "la lluvia en Sevilla es una maravilla"? Desde luego fue una mala traducción del inglés de una de las frases de "My Fair Lady". Cuando llueve aquí, por lo general, no es una maravilla y no nos gusta salir a la calle y menos pasear bajo la lluvia, y si lo haces, te dirán ¿a dónde vas con la que está cayendo? Nosotros solemos decir cuando llueve en este tiempo otoñal, o en los meses de invierno "hace día para quedarte en casa leyendo en la mesa camilla". Ah, la mesa camilla ¡buen invento!, toda una tradición que sigue en nuestras casas a pesar de no haber en ellas braseros de picón, ni eléctricos, aunque tengamos chimenea, calefacción central o radiadores.
Sí, el otoño, la caída de las hojas, el viento de poniente y la lluvia me pone melancólica, romántica...; a veces si la lluvia dura varios días me cansa, me harto de ella aunque sé que en esta tierra es muy necesaria ¡qué llueva, qué llueva, la virgen de la Cueva, los pajarillos cantan, las nubes se levantan, que sí, qué no, qué caiga un chaparrón! cantábamos las niñas cuando yo era chica (es decir, pequeña, una niña). Bueno, "siempre que ha llovío, ha escampao" y este agua pondrá mi jardín que parecerá un arrozal pero unos días después estará más hermoso para mi disfrute. Rosas, libros, música, y buena compañía hacen mucho más llevadera la lluvia en este puente otoñal.
Fotos: mmhr/2015