"Érase una vez (siempre me gustó esta forma de empezar los cuentos) una noche de San Juan, una noche estupenda para estar en la playa. Amigos, barbacoa, deseos que se piden con el alma...
Noche excitante, divertida, expectante, luminosa. La Luna asomó su cara e iluminó a los diversos grupos que se habían ido posicionando en la arena.
Bebimos, comimos, volvimos a beber y bailamos, reímos, y a las doce nos acercamos a la orilla, sólo nos mojamos los pies con tres olas, el agua estaba fría, pedimos aquello que deseábamos y nerviosos y riéndonos mucho regresamos a nuestro sitio. Bromeamos sobre los deseos que habíamos pedido, pero no dijimos nada, no se podían contar, pues no se cumplirían.
Al rato empezamos a recoger los bártulos y nos subimos a casa de uno de los del grupo a seguir la fiesta.
Miradas nerviosas que se cruzaban, pensamientos que volaban de un lado a otro, que se entendían, ¿se entendían? Yo me dí cuenta, pero ellos no.
Creo que alguien no supo entenderlos, creo que no todos los deseos se cumplieron, ¿o sí?
Siguieron las ilusiones, los sueños, los deseos incumplidos, otras noches mágicas, pero ya no hubo playa, ni barbacoa en la Nit del fog. Los amigos están lejos y aquella noche más lejos aún.
Hoy, quizás en la lejanía, recordando, se crucen de nuevo aquellos deseos de amores, platónicos, de miradas intensas, de quiero pero no, de un paso adelante y tres para atrás, de gente que no vive porque no se atreve, que viven una soledad no deseada ¿o sí?, de llamadas por teléfono en las que se habla sin apenas decir lo que se piensa...
A veces pienso en la utilidad que tenían las alcahuetas, las trotaconventos, o las pócimas mágicas y que solían dar buenos resultados, al menos en la literatura. A veces los amigos hacemos esa función, pero si los que se aman en silencio no dan el paso adelante, se cruzarán y marcharán en direcciones diferentes y lo que pudo haber sido, no será.
Hoy recordé esa noche y pensé ¿qué habrá sido de aquellos amigos que por miedo a no sé qué, no fueron capaces de dar el paso y llenarse de magia?¿Se acordarán como yo? ¿Seguirán pidiendo el mismo deseo de aquella noche? Deseo que yo conozco, porque lo adiviné en sus miradas."
18 comentarios (de Free Like The Wind)
Gustavo dijo
Gargantas sedientas buscando algo para beber
Cuerpos que bailan alrededor del fuego.
Alamos.
Luna llena.
Suave brisa que viene del mar.
Puede venir quien quiera.
Sea como sea, tenga la edad que tenga, piense como piense.
Es totalmente gratis y no se margina a nadie.
gloriainfinita dijo
abel-desestress dijo
Un abrazo
merhum dijo
merhum dijo
merhum dijo
gloriainfinita dijo
arice39 dijo
Un abrazo
merhum dijo
merhum dijo
Coyote Pyr dijo
Las decisiones y peor aún, las indecisiones marcan nuestra devenir diario. Es cierto eso del paso "palante" y los dos pasos "patrás" aunque afortunadamente a veces cambiemos el orden y avancemos lentamente.
Veo mucha nostalgia en este post y la comparto. Un beso
merhum dijo
La compartiremos. Un beso
merhum dijo
Hola, libertad. A veces se nos pasan. Republico por falta de ideas con este calor de hoy. Hoy las redes sociales tienen en parte la función de alcahuetas, por ejemplo el Facebook.Sí, Abel dejó aquí su huella.
He leído tu historia y me ha costado dejar el comentario; al final se ha subido dos veces y me ha deslogueado. Borra el que quieras. Saludos.
merhum dijo
Vale...Saludos
javierdemurga dijo
Estimada Profesora Mercedes: Pienso que la más importante actividad que el ser humano tiene encomendada -aunque sólo fuese porque abarca y comprende a todas las demás- es la de vivir. Y sinceramente opino que, si la cumplimos con tantas deficiencias (hablo de mí y de quienes a mí se asimilen), es porque no ponemos los cinco sentidos en vivir. Los sentidos son los puentes levadizos a través de los que nuestras más o menos profundas moradas interiores se comunican con el mundo, incluyendo en él a nuestros semejantes. Tales puentes, con inoportuna asiduidad, en lugar de estar abatidos y fáciles al paso de cualquier sensación, están levantados con el fin de impedirla, o, al menos, obstruidos para que nada entre del todo con plenitud y con comodidad. El resultado es que vemos la vida a rachas, que la saboreamos aprisa y sin regusto; que la oímos sin atención; que la olemos fruncidos y a distancia; que la palpamos como si quemara. O sea, que vivimos a medias; que convertimos en verdad la ominiosa afirmación de la antífona "Media vita in morte summus"; que dejamos en mal lugar a quién inventó la vida, que no la inventó -supongo- para que la transformáramos en un ejercicio de moderación, sino para que la consumiéramos hasta el fondo, con exaltación y apasionamiento.Un abrazo.
Xabier.
merhum dijo
Estimado Xabier: tienes razón al decir que vivimos, muchos de nosotros, a medias. Unos lo hacemos de manera inconsciente, otros encontramos miles de razones o excusas. Conforme cumplo años me doy cuenta de ello, unas veces actúo y vivo un poco más, otras, en cambio, dejo que la vida pase como si no fuera conmigo.Un abrazo.
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