Puerto de Ribadeo (Lugo, Galicia). Fotos. mmhr/2009

lunes, 21 de octubre de 2024

No lo olvides

          Era noche cerrada, lluviosa, desapacible de un otoño que estaba siendo más frío de lo normal. En la habitación había dos camas, en una estaban los niños, tres, de seis, cinco y tres años, en la otra las dos chicas de doce y catorce; al lado estaba la alcoba del matrimonio, en la que yacía la pareja junto a la hija menor de apenas dos meses. Había nacido recién empezada la guerra.

          La chica mayor trabajaba desde hacía dos años de sirvienta en la casa de un abogado; la segunda ayudaba en casa, pues su madre no podía hacerlo todo sola. El padre, de cuarenta y dos años, trabajaba en una fábrica pero su salario no daba para vivir con desahogo, ni siquiera sumando la miseria que le pagaban a la hija mayor. Iban tirando, como se suele decir. La familia vivía modestamente.

          De pronto unos fuertes golpes les despertó, al principio creyeron que tronaba, pero los golpes se repitieron, estaban golpeando la puerta. El padre se levantó, iba ajustándose los pantalones cuando abrió la puerta y recibió un culatazo en la cara que lo tiró al suelo.       

          Dijeron su nombre, gritaron ¡este es el rojo! La mujer y las hijas mayores salieron en camisón, asustadas, con los gritos. La hija mayor vio a su padre sangrando en el suelo y se acercó recibiendo un empujón que la tiró también al suelo. Su esposa se dio cuenta de lo que pasaba, se lo iban a llevar, a darle el paseíllo...Les imploró, les rogó, pero de nada sirvió. Se lo llevaron, lo subieron al camión dónde iban otros vecinos del barrio...y no volvieron a verlo más.

          Todos fueron asesinados, en la tapia del cementerio y yacen en alguna de las fosas que hay en aquel lugar. 

          Su familia nunca olvidó, perdonó a sus asesinos (¡qué difícil debe ser!), y sus descendientes cuentan la historia de aquella noche a sus hijos y les dice que no lo olviden, para que aquel horror no se vuelva a repetir. mmhr/2020

 

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