...de este fin de semana que se me está yendo, sin descansar, sin tiempo para ocio, ni familia, ni ná de ná. Já, siete horas y media semanales, por las tardes, dice mi horario que debo dedicar a esta labor.
¡Cómo me gustaría hacer una huelga de deberes! Estamos de trabajo burocrático hasta las cejas, trabajo que no nos permite hacer nuestra auténtica labor: preparar clases, corregir exámenes, cuadernos, etc. Echando horas extraordinarias...¡Qué bien viven los maestros!
¡Cómo para quejarnos! Nos quejamos de boca para adentro, en las redes sociales y en los pasillos del insti, pero como borregos (o buenos funcionarios) agachamos la cabeza y, sí, bwana...
Quiero un sistema educativo como esos que están en el ranking y dónde no solo tienen buenos resultados los alumnos, sino que se les reconoce el trabajo a los profesores, se les escucha y no se ven envueltos en esta maraña de papeles (¡pobres bosques); sí, pobres bosques. Así que enseñamos a cuidar el medio ambiente, les explicamos lo que significa el cambio climático y las tres R, que no dejen hojas en blanco en los cuadernos, etc., etc. ¿Por qué nos hacen presentar en doble formato (digital y en papel) las programaciones didácticas, por ejemplo? Allí se quedan almacenadas sin que nadie airee sus páginas y se trabaja con las digitales, que es lo lógico.
Quiero un sistema educativo racionalizado. Quiero un cuerpo de profesores unidos, sin aborregamiento, que sea capaz defender las ideas en las que cree, reivindicándolas...
Me gustaría no pensar en lo que me queda para jubilarme, sino seguir disfrutando de mi labor, vocacional, pero por ahora creo que cuento los años, meses y días que me faltan.
Realmente, ¿a quién le interesa si los alumnos aprenden? ¿Alguien piensa que ellos serán los que dirijan y hagan funcionar nuestra sociedad en pocos años? Y digo esto porque no siempre los resultados son el reflejo fiel del aprendizaje adquirido; hay muchas presiones para que el % de buenos resultados aumente...y es que al final, cedemos más de lo que queremos a las presiones (¿queréis sopa?, pues el plato lleno...). Recuerdo uno de mis destinos, era tutora de un 1º de ESO donde la nota media era notable y había bastantes sobresalientes, ¡qué bien!, dirán algunos, pero es que la papilla es más fácil de digerir que un buen filete de buey; es decir, algunas veces se adapta tanto el currículo que estos resultados no son difíciles de conseguir. Ese es un ejemplo, hay muchos más...mmhr/2016