miércoles, 11 de junio de 2025

Arsen y Mefisto

        

        Arsen no era creyente. Tampoco creía en supersticiones. Le gustaba tentar a la suerte. Le encantaba su gato Mefisto, negro como el azabache, le gustaba pasar por debajo de una escalera mirando de reojo para ver quién miraba su osadía...

        Mefisto, su gato negro, se le cruzó un martes trece, se miraron y desde entonces supieron que no podrían vivir el uno sin el otro. El gato se quedó inmóvil y para cogerlo tuvo que pasar por debajo de una escalera...Desde entonces se acompañaban mutuamente.

        Sí, le gustaba tentar a la suerte. Se reía del miedo o la cobardía de la gente. Si había algún peligro y todos se resguardaban en sus casas, salía a la calle, desafiante. Para los vecinos era un diablillo desde pequeño, un loco cuando creció, y ahora le temían. Le temían porque con su actitud ponía en peligro a otros.

        Por ejemplo, en cierta ocasión, organizó una carrera de coches en la que retó a otra persona; era una noche infernal con fuertes chubascos, iban muy igualados cuando, de repente, en una maniobra de adelantamiento golpeó a su contrincante, el coche de este se salió de la carretera, volcó, se incendió y, dicen, que entre terribles aullidos murió el conductor. Mientras, él, se ufanaba de haber ganado la apuesta...

        Solía andar por los bajos fondos de la ciudad, siempre se movía en ambientes de dudosa reputación y, aunque ya le tenían calado, siempre conseguía que algún incauto cayera en sus redes aceptando sus retos.

        En otra ocasión se le ocurrió caminar por una cornisa a diez pisos de altura con los ojos vendados, evidentemente, habiendo caído un descerebrado en su reto. Os podéis imaginar, claro, el otro cayó estrellándose contra el suelo...Se marchó de allí, riendo, a carcajadas, de un modo siniestro...

        Lo cierto, pensaba, es que ya estaba aburrido de inventar tantos retos de tal calibre; también era cierto que cada vez tenía menos público al que timar. A la gente le gusta vivir, aunque tenga una mala vida. Esta vez, sí, esta vez retaría a las fuerzas de la naturaleza, o a ese Dios en el que creen tantos millones de personas, o al mismísimo diablo. No tenía muy claro todavía qué sería, tendría que pensarlo bien...

        Estaba sentado frente a la chimenea, Mefisto se subió a su regazo como hacía habitualmente cada noche. Mientras se tomaba un whisky, empezó a esbozar algo que parecía una media sonrisa en su feísimo rostro. Cogió el teléfono y llamó al periódico local y les dijo que anunciasen en una página completa que retaba a Satanás; el reto consistiría en que este, si es que es que existía y tenía el poder de ser el maligno, le enviara un rayo que terminara con su vida...

        Cuando el anuncio se publicó hubo gente que se santiguó ante tamaño reto, otros ni echaron cuenta, pero hubo muchos que, conociendo como solía ganar los retos, apostaron por él.

        "Si no pasaba nada..., pensaba el párroco, pero, ¿y si ocurría?" Los creyentes le consultaban a él, y la verdad, empezaba a cansarse de tener que consultar tanto la Biblia para darles explicaciones convincentes, pero rezaba y animaba a orar a sus feligreses para que el poder de Dios se manifestase.

        Pasaron algunas semanas, el tiempo era bueno, soleado, muy frío, pero no se avecinaba tormenta. Nunca antes, en esa ciudad, se había consultado tanto el parte meteorológico...

        Una noche, especialmente gélida, el fuego de la chimenea estaba prácticamente apagado, sentía mucho frío y se fue a la cama. Mefisto, como cada noche, le siguió, acurrucándose junto a su amo. Pronto quedaron dormidos. Habían pasado algunas horas, cuando Arsen empezó a revolverse en la cama, sudando, tenía una pesadilla, alguien le perseguía ¡tuvo miedo, por primera vez! De repente abrió los ojos y lo vio, ante él, sobre sus dos patas traseras, de pie sobre la cama estaba Mefisto, enorme, mirándolo con sus ojos amarillos, riéndose...No podía ser, seguía soñando, empapado en sudor, con la garganta seca y el corazón encogido, sin poder moverse, gritando: ¡Vaya pesadilla! ¡Qué terror!...Se dio cuenta de que seguía soñando. Quiso despertar, tenía que despertar...Pero, entonces, Mefisto, ese gato negro gigantesco, le lanzó un rayo que lo partió en dos, mientras se oían sus siniestras carcajadas...mmhr/2020

lunes, 9 de junio de 2025

El joven Picasso en La Coruña

         Picasso fue el primer hijo de José Ruiz y Blasco y María Picasso López. Nació el 25 de octubre de 1881 en Málaga, España, en el seno de una familia burguesa. Picasso tuvo dos hermanas, Dolores (1884-1958) y Concepción (1887-1895). Su bisabuelo materno, Tommaso Picasso (nacido en 1787), era originario de la localidad de Sori en Génova, Italia, y se trasladó a España alrededor del 1807.  De su padre se sabe que quiso ser artista y fue profesor de dibujo en la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo. 

          Pablo empezó a pintar desde edad temprana; en 1889, a los ocho años, tras una corrida de toros y bajo la dirección de su padre pintó El picador amarillo, primera pintura al óleo  de la que siempre se negó a separarse.

          En 1891, la familia se vio obligada a abandonar Málaga, debido a la poca estabilidad económica de la que disfrutaba. José Ruiz Blasco había comenzado a pedir reiteradamente el traslado a la ciudad de La Coruña, —donde se había creado una plaza de profesor en la Escuela de Bellas Artes tras su cese como conservador del Museo de Bellas Artes de Málaga en 1888.  El cambio no fue para nada agradable para su familia, como queda plasmado en la expresión que Picasso recordaba de su padre en esta etapa: «Ni Málaga, ni toros, ni amigos, ni nada de nada». «Solamente para mí fue una fiesta el traslado a Galicia.» En Galicia, Pablo trabajó en sus dibujos y mostró una fuerte confianza en sí y en sus dotes; tenía diez años.  La familia Picasso se instala en el segundo piso de la casa nº 14 de la rúa Payo Gómez (actualmente Casa Museo Municipal).

          Sus primeros trabajos, de un realismo vigoroso y casi feroz, mostraban una temprana predilección por los personajes populares. En La Coruña hizo su primera exposición con 13 años y publicó caricaturas y dibujos en las revistas autoeditadas a mano "La Coruña", "Azul y Blanco" o "Torre de Hércules".


En la galería pintaba para aprovechar bien la luz

           Algunas de sus obras posteriores (no son originales) están expuestas en la casa de La Coruña en la que vivió desde 1891 hasya 1895. Se han reproducido 33 obras, de las cuales 4 son del padre y las demás del joven Picasso. Estas obras se han integrado dentro de la decoración de la casa, en las diferentes estancias de uso excepto en los dormitorios.

          Hay óleos sobre lienzo, óleos sobre madera, dibujos a lápiz y a pluma, tintas, carboncillos y acuarelas.

Sueño y mentira de Franco
Sueño y mentira de Franco

Poema "Fandango de lechuzas" incluido con los grabados "Sueño y mentira de Franco"

         La obra "Sueño y mentira de Franco" guarda estrecha relación con el famoso cuadro Guernica y se considera la primera obra de Picasso con contenido claramente político, como denuncia contra la guerra civil española y contra Francisco Franco.

Fotos: mmhr/2013

jueves, 29 de mayo de 2025

La niebla

                                                      "Lleno estaba el mundo de amigos cuando aún mi cielo era  hermoso.                                                         Al caer ahora la niebla los ha borrado a todos." Hermann Hesse

 

Una niebla muy densa la rodeaba. Había salido, como casi todos los días a correr por el parque. Hoy más que correr, caminaba deprisa, porque no se veía nada delante. Sentía la humedad en sus huesos, no hacía mucho frío; miró su móvil, había 15º C y un 87% de humedad. Siguió el camino habitual bajo los pinos hacia la alameda dónde estaba el estanque, allí dio la vuelta hacia su casa.

Al poco sintió algo, ¿alguien? Probablemente habría otra persona haciendo lo mismo que ella, pues, a veces se cruzaba con algunas. Aceleró instintivamente sus pasos sin saber porqué, se estremeció y sintió las zancadas detrás de ella más fuertes, rápidas, acercándose. Se paró para hacer estiramientos, no sabía porqué sentía la cercanía del peligro, se estaba asustando. Pensó que probablemente el corredor la adelantaría. No, parecía haberse parado cómo ella. Miró hacia atrás, imposible ver nada con la niebla. Seguiría su marcha, más acelerada, necesitaba salir del parque, llegar a la avenida, dónde había a esas horas gente en la parada del autobús.

Llevaba mucho rato corriendo, ya debía haber llegado a la avenida, pero ni siquiera veía el reflejo de las luces de las farolas ni de los automóviles que a esa hora circulaban. Había debido equivocarse, sí, con los nervios había cogido otro camino, estaba desorientada. Sacó el móvil, iluminó, no reconocía esa zona del parque, no recordaba haber estado corriendo por ahí. Intentaría ubicarse con el GPS y marcaría la ruta a su casa. ¡No podía ser! Según marcaban las coordenadas estaba a ¡treinta km! de su casa; sin duda, había un error. Se sentó en un banco y reinició el móvil. Después marcó la ruta desde su ubicación en el parque ¡no! ¡Imposible! Ahora marcaba su ubicación en ¡otra ciudad! Esto es de locos. La niebla seguía cayendo más espesa cada vez, hacía más frío. ¿Y si intentaba volver sobre sus pasos? Se levantó y empezó a caminar deprisa, muy deprisa, corrió, hacia la dirección desde la que había llegado, muy cansada, volvió a consultar el móvil y ¡no había señal! No, no podía estar pasándole esto, era algo surrealista...

Siguió corriendo. Pensó qué en algún momento vería a alguien, pues ya era más tarde, llevaba por lo menos una hora y media en el parque, y solía acudir más gente a correr, o patinar, en bici...Nada, no se cruzaba con nadie. Entonces volvió a sentir los paso, las zancadas ruidosas a su espalda, cada vez más cerca; aceleró todo lo que pudo y sintió un golpe muy fuerte en la frente, cayendo al suelo...

Cuando despertó estaba muy desorientada, no sabía dónde estaba. Una persona se acercaba e instintivamente se replegó sobre sí misma intentando protegerse con los brazos, pero no podía moverlos. Escuchaba murmullos aunque no entendía nada. Poco a poco, la niebla se estaba disipando pero, ¿dónde estaba? Aquel lugar no era el parque, sus brazos estaban atados. Una mujer le hablaba, la llamaba "Laura, Laura, ¿me oye? ¿Cómo se encuentra?" .

El sol había salido, seguía oyendo a la mujer que la llamaba, por su nombre pero no reconocía la voz, ¿quién era aquella mujer? ¿La habían secuestrado? Intentaba entender, pero volvió a caer en la niebla...

Ahora, escuchaba voces cercanas, junto a ella, una de un hombre y dos de mujer; la voz de una de ellas le parecía familiar. "Laura, Laura, despierte. ¿cómo se encuentra?". Abrió los ojos y notó que brillaba el sol, ya no había niebla pero ¿dónde estaba? La mujer volvió a dirigirse a ella: "Laura, me alegra mucho ver que ya ha despertado".

No entendía nada. ¿Qué le había pasado? Intentó hablar, pero apenas le salía un hilillo de voz. Miró a su alrededor, estaba en una habitación de hospital. El sol era la lámpara del techo. Todos habían salido. Estaba sola. Sus brazos, vio porqué no había podido moverlos, estaban atados con correas a la cama. No recordaba haber ido al hospital, había salido a correr como casi siempre al parque cercano a su domicilio...

Al rato llegó la mujer que le había hablado, era una enfermera. Le dijo qué estaban muy contentos de verla despierta, consciente y qué vendría el doctor a explicarle.

Esperó impaciente al doctor que llegó poco después con la enfermera. le dijo que alguien la encontró caída en el parque, sangraba por la frente pues al parecer había recibido un fuerte golpe. La niebla de aquel día era muy densa y por su ropa se veía que había salido a correr. Esa persona avisó a emergencias y la trajeron inconsciente a este hospital. No llevaba documentación, pero la policía averiguó quién era con su móvil, que se encontró cerca de dónde había caído. Intentamos contactar con su familia o allegados, y una compañera de su oficina la ha estado visitando todas las semanas desde que ingresó. Las preguntas salían atropelladas del caos de su mente. ¿Una compañera? ¿Quién sería? ¿Y su familia por qué no había acudido?¿Todas las semanas? Pero, ¿cuánto tiempo llevaba allí? La enfermera le dijo que llevaba siete meses. El médico continuó explicándole que el golpe le había producido una fuerte hemorragia y que había estado meses en coma y después sedada, que cuándo estuviera mejor se lo explicaría con más detalle. Afortunadamente, todo parecía estar ya bien... mmhr/2020

                                                                                     

„Si no fuera por la niebla, veríamos tu casa, al otro lado de la bahía… -dijo Gatsby-. Siempre tienen una luz verde encendida al final del muelle…

Fuente: https://citas.in/temas/niebl
„Si no fuera por la niebla, veríamos tu casa, al otro lado de la bahía… -dijo Gatsby-. Siempre tienen una luz verde encendida al final del muelle…

Fuente: https://citas.in/temas/nieb

domingo, 25 de mayo de 2025

Santuario de Loyola

El Santuario de Loyola es un complejo monumental y religioso construido alrededor de la casa natal de Ignacio de Loyola (para los católicos, san Ignacio de Loyola), fundador de la Compañía de Jesús, conocida como los Jesuitas. Se encuentra en el barrio de Loyola del municipio guipuzcoano de Azpeitia en el País Vasco (España).

Se encuentra a una distancia de 45 km de San Sebastián, a 75 km de Bilbao y a 73 km de Vitoria.

Este Santuario está situado en el valle del río Urola, es un complejo arquitectónico que se construyó en torno a la casa torre de la familia de los Loyola, entre las poblaciones de Azpeitia y Azcoitia.

De estilo barroco en el exterior y churrigueresco en el interior. Se construyó entre los años de 1689-1738 (iglesia y ala sur) y 1760-1767 (ala norte). Los arquitectos fueron: Carlo Fontana (proyecto), Martín de Zaldúa (hasta 1693), José de la Incera (hasta 1698) y Jean Begrand. Consta de una gran cúpula con linterna, que tiene una altura exterior de 65 m; la altura interior es de 50 m y el diámetro es de 20 m. 

Al este del santuario, detrás de la basílica, se extienden los jardines privados del mismo.
En 1948 se adquirieron los terrenos pertenecientes a los caseríos Muniategui y Aldakaitz que estaban junto a las instalaciones del santuario y se construyó un gran parque.

 

                                                                        Planta y alzado de Josu Goñi Etxabe

El día que estuvimos visitándolo, a finales de agosto, fue un día gris, con niebla, habitual en la zona pero que no permitió poder ver el efecto de la luz del Sol en el mármol del exterior. No obstante, mereció la pena: su magnificencia, la cúpula...













 










 


Fotos:  mmhr/2012

Fuentes:

- Propias

- Mapa elaborado por mmhr/2020 con Google Earth

- https://es.wikipedia.org/wiki/Santuario_de_Loyola

- https://loyola.global/es/

lunes, 24 de marzo de 2025

La frutería

 La frutería

Al entrar me impregné de una amalgama de olores frescos a naranjas, fresas, limones, tomates, pimientos, ajos y brócoli. Colores cálidos, rojos, anaranjados, rosados y amarillos y el frío verde. Saboreaba con los ojos. Masticaba el perfume dulce, ácido, picante de todos los frutos que allí tenían. El brócoli, verde oscuro, intentaba destacar sobre las fresas y, a veces, lo conseguía. El humilde ajo soñaba con los platos en los que podría usarlo. La lechuga, los tomates, pimientos y cebollas pensaban que pronto estarían juntos en una fuente. Yo miraba a un lado y a otro, respiraba hondo y pensaba que estaba cerca del paraíso. Las manzanas me miraron y me guiñaron un ojo. mmhr/2024

domingo, 9 de marzo de 2025

El paraguas

 El paraguas

        Salir a caminar bajo la lluvia fue una práctica habitual durante una época de su adolescencia. Se sentía libre y pensaba en un futuro mejor que aquel presente. Tenía que mentir para que la dejaran salir. Se inventaba que tenía que ir a casa de alguna compañera del instituto. Si hubiese dicho lo que pensaba hacer, caminar bajo la lluvia, sin rumbo, andar por andar oyendo las gotas chocar en el paraguas...Pero ella se sentía en otro mundo, en el suyo, imaginado. Un mundo en el que estaría relajada y no tendría que escaparse a caminar bajo la lluvia. Huele la tierra mojada y recuerda esos paseos solitarios con su paraguas como único compañero de camino. El agua le salpica los pies, está fría...Cuando vuelve, es otra, la lluvia, el paseo, la han renovado y llenado de energía para seguir esperando el futuro, el ahora. mmhr/2023

jueves, 6 de febrero de 2025

El mosquito minúsculo

            Volvieron las madrugadas a 27º C, todos los veranos volvían. Son las 2:54 de un domingo que se prevé sofocante; 26º C marca en ese momento el termómetro y una ligera brisa del suroeste refresca el estudio mientras tecleo estas líneas en el ordenador, gozaremos de ella. Quizás este viento del suroeste vuelva a traer a las musas que se fueron a Dinamarca pues, con tanto calor, eran incapaces de hacer su trabajo, es decir, inspirar a los aprendices, a los que aspiramos a ser capaces de escribir un pequeño relato, al menos, ya que no una novela.

            El pequeño mosquito recorría la pantalla de un lugar a otro, distrayéndome. Es minúsculo, pero puñetero porque me ha hecho perder el hilo que la musa me ofrecía. Tendré que empezar otra vez.

            Érase una vez un pequeño mosquito ¡¡no!!, eso no es lo que quería escribir. Pero el mosquito volvió, me mira mientras se ríe. ¿Se ríe de mi incapacidad para aprovechar el hilo que Calíope me ha ofrecido hace unos minutos? Se ha marchado o ¿me ha dado una tregua? Bah, solo era un minúsculo mosquito.

            Son las 3:08. ¡Eh, Calíopeee! Vuelve, por favor, te necesito, antes de que el mosquito regrese. ¿Por qué existen los mosquitos? Uff, no podía sacármelo de la cabeza. Calíopeee, ven, por favor. Sí, me gustaría que me inspir, que me inspirases un poquito; Calíope no viene, ni me escucha y ahí está otra vez el mosquito...

            El mosquito se pasea diligentemente por la pantalla, pensé que estaba buscando un lugar para estar cómodo. Se paró, pude ver sus requeteminúsculas patitas moviéndose nerviosas, se volvió a parar, me miró, ¿me está mirando? Sus ojos se han agrandado y me miran fijamente y ahora ¿qué hace? ¿me está haciendo señas? Sí, me indica con una de sus patitas el texto...¡Qué locura! ¡Ah, quiere que deje de mirarlo y me centre en el texto! 

            Calíope no llega, se ve que debe estar muy ocupada. 

            El mosquito está creciendo ¡qué paranoia! ¿Estaré soñando? Me pellizco, tomo un sorbo de agua. Estoy despierta, tecleando, y escucho "zzzzzzzzzzzz", el mosquito se ríe mientras sigue zumbando sobre el texto. Me fijo en sus movimientos, ahora va de una línea a otra pero ¿qué hace? Ya sé, quiere decirme algo. Se para en una letra, pasa a otra y a otra, manteniéndose un segundo en cada una hasta que se marcha hacia la ventana. ¡Al fin! Ya se fue y podré escribir mi relato.

            Repaso lo escrito y observo que han aparecido unas letras en negritas, pero, yo no he escrito nada con negrita, entonces me doy cuenta de que ha sido el mosquito. Cojo un papel y un boli y voy anotando ordenadas las letras que el mosquito me ha dejado en negrita, "C-a-l-í-o-p-e  s-o-y  Y-o",  a continuación las uno y aparece este mensaje: "Calíope soy yo"... 

mmhr/2022

         

lunes, 20 de enero de 2025

Jubilación y mala pata

           Pensaba que por estas fechas estaría saltando de alegría al estar felizmente jubilada. Felizmente jubilada por haber cumplido mi etapa profesional y terminarla con salud; lo primero se ha cumplido, sí, deseaba con ansia la jubilación aunque la prorrogué unos meses para no dejar a mis alumnos antes de acabar el curso; lo segundo, a medias, pero ya sabemos, las mujeres vivimos más que los hombres pero con "más pastillitas", muchas de nosotras padecemos a partir de los cincuenta un descenso físico notorio. No me refiero al físico visible, que es obvio, me refiero al que no se ve.

          En mayo, en mi segunda salida tras el confinamiento tuve la mala pata, nunca mejor dicho, de caerme y romperme el tercer metatarso de uno de mis pies. Eso me llevó a estar dos meses más confinada, inmovilizada, saliendo solo para ir al médico y al fisio. En julio pasé todas las itv, oncología, endocrino, y traumatología (también la del coche). Sin embargo, cuando empezó agosto llegó una lumbalgia, como nunca había tenido, los médicos que me han visto hasta ahora dicen que es por sobrecarga, el tiempo de inmovilización, el peso..., pero, todavía sigo con ella, y hasta el mes que viene no sabré los resultados de las pruebas. Mientras el dolor que te incapacita...

          Pensaba que por estas fechas de septiembre estaría ya viajando, cruzando límites y fronteras, con el estrés crónico casi olvidado y sigo aquí. Sí, confinada, porque no camino bien, porque me duele, porque me quejo más que cuando tuve el cáncer. Me cuesta no pensar en el dolor porque es constante, porque no puedo conducir, porque dependo de los demás para la mayoría de las cosas, porque no puedo disfrutar todavía y estoy harta de antiinflamatorios y relajantes musculares que no quitan el dolor, si acaso lo menguan un poco.

         Me entretengo publicando artículos de vacaciones pasadas, no puedo concentrarme en la lectura, devoro los pasatiempos y las series televisivas. 

         No obstante, debo alegrarme de que el COVID19 no haya tocado a nadie de mi familia, de no tener que ir al instituto con la pandemia. 

         Este año pasará, saldré de estas, y entonces tendré el disfrute soñado y merecido. Mientras tanto, voy a cancelar otro de los viajes planeados. Salud. mmhr/2020

        Y hasta ahora no he podido escribir más sobre ésto. Han pasado más de cuatro años. Los resultados de las pruebas fueron demoledores, el bicho había vuelto. El dolor desapareció de la noche a la mañana. Metástasis ósea. Radioterapia. Afortunadamente encontramos una terapia (la segunda, la primera falló) que lo tiene a raya. Estoy bien, la enfermedad está controlada aunque con más pastillitas de colores. mmhr/2025


Vivir


El Sol se está ocultando. Coge aire, respira y sigue andando. No, no te pares, la vida sigue y tienes que vivirla. 

Caen las hojas de los árboles, cambian las estaciones, se suceden de modo inexorable la noche y el día. Vive, para que siga amaneciendo tu espíritu un día más. Haz el esfuerzo, lucha, indígnate y patalea cuando lo creas necesario; llora, ríe, ama, sí, ama siempre para que merezca la pena esa lucha constante; la lucha por vivir, por salvar los obstáculos que siempre surgen. La rueda de la vida sigue rodando, como las olas van y vienen, en su eterno girar.

Nada es fácil, aunque, a veces, lo parezca. Elige la opción por la que siempre te decantaste: la vida, la Vida con mayúsculas. mmhr/2020.

Foto: mmhr/2019