Puerto de Ribadeo (Lugo, Galicia). Fotos. mmhr/2009

martes, 18 de enero de 2011

La Paloma de la Paz cambió de color...


La Paloma de la Paz cambió de color... 
  


 Hola, soy la Paloma de la Paz. Yo era blanca, bueno, a veces tenía alguna manchita gris, pero ahora soy verde fosforito. ¿Qué cómo he cambiado de color? No, no penséis que me "he cambiado la camisa" y ahora soy la abanderada de otra causa. Sigo llevando la ramita de olivo en el pico... y defendiendo la paz. Os contaré lo que me pasó:
Un día me encontré con el Sol antinuclear, sí, ese que siempre se está riendo, feliz. Dice que no le gustan las palomas, que también contaminamos con nuestras caquitas los monumentos, que son muy ácidas, que lo ponemos todo perdido, y blá, blá, blá...
Le dije que yo no era una de esas palomas de ciudad, ¡tan vulgares! Que Yo era La Paloma de la Paz.
El Sol me contestó que, bueno, que él también tenía una difícil misión que le habían encomendado los ecologistas: cerrar las centrales nucleares. Decía que no eran necesarias porque él nos proporcionaba energía limpia y barata, y sobre todo quería dársela también al continente menos electrificado, África (aunque dice que ya le ha regalado con muchas horas de su trabajo para que obtengan energía limpia, gratis y renovable, pero no sabe por qué no la aprovechan, ¡qué será cosa de las multinacionales o de los políticos!
Nos fuimos juntos, con la condición de que después me acompañaría para alumbrar a la Asamblea de la ONU, a ver si de ese modo conseguía mi objetivo.
Cuando estábamos llegando a la central nuclear, vimos a los bomberos, la policía y los trabajadores fuera de ella...Nos acercamos, temiéndonos lo peor y preguntamos al jefe de bomberos - ¿Qué ha ocurrido? -
- Un escape de nada, estamos aquí por pura rutina. No hay peligro alguno...- dijo-.
Pero, -agh, agh, aaghh- empecé a sentir un ahogo, mis pulmones ardían, me faltaba el aire. No podía ver al Sol, quería pedirle ayuda pero una luz blanca me cegaba
impidiéndome ver nada. Después llegó la oscuridad y una nube extraña lo envolvió todo. Cuando se fue disipando y pude ver, el Sol ya no se reía, estaba triste, y yo, ya no era blanca, sino verde fosforito y desde entonces tengo este color”.  MMHR, 2008 Safe Creative #1101188278980


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